El Real Valladolid ha anunciado este martes la salida del entrenador del filial, que había cosechado únicamente un punto de quince posibles

Cuando el río suena, agua lleva. En las horas posteriores a la derrota del Real Valladolid Promesas contra el Real Club Celta B empezó a cobrar fuerza el rumor de que la dirección deportiva podía estar barajando destituir a Carlos Salvachúa y, sin concretar si así lo ha hecho, ha anunciado este martes su cese.
El técnico abandona el filial después de cosechar un único punto de quince posibles, y lo que es peor, después de que su ya exequipo dejara una imagen muy pobre hasta la fecha. Si bien algunas de las mismas fuentes que hablaban de la posibilidad del despido emplazaban al partido contra la Ponferradina, lo cierto es que en este –domingo, 18:00 horas–, El Toralín, se sentará otro entrenador en el banquillo.
Con esta medida se demuestra que la confianza de la dirección deportiva en la plantilla confeccionada es plena, a pesar del pobre bagaje demostrado hasta ahora por el grueso del plantel, en el que militan varios internacionales. Si la intención era elevar el nivel del Promesas, que este se salvase con cierta holgura y que se aproximase en rendimiento al primer equipo, lo cierto es que a día de hoy esto está muy lejos de cumplirse.
Esta creencia en el potencial del equipo dista mucho de la que había dentro del propio vestuario en Salvachúa, algo que evidenció el último pobre encuentro contra el Celta B. La sensación de malestar en la plantilla era palpable al margen de la impotencia generada por el bagaje que se estaba cosechando. Así, una de las frases más repetidas entre bastidores era que hasta que no aceptara cambiar ciertas cosas no mejorarían.
Antes de que tuviera la oportunidad de hacerlo la dirección deportiva ha optado por una medida abrupta para tratarse de un filial pero comprensible por cómo se estaban desarrollando los hechos. El Real Valladolid ha comunicado que anunciará “en breve” el nombre del sustituto.
