El míster del Real Valladolid, muy contento por la victoria, aplaudió el desempeño de sus jugadores y el alto grado de compromiso ante una situación atípica

Foto: Real Valladolid
El entrenador del Real Valladolid, Sergio González, valoró en rueda de prensa la victoria por 1-2 ante el CD Leganés y se mostró “tremendamente feliz” por el trabajo realizado y por el desempeño de un grupo que venía de una nueva “pretemporada” y que demostró sobre el campo unas cotas de “profesionalidad” y “personalidad” verdaderamente encomiables.
El míster, que insistió varias veces en esta idea, aseguró haber tenido dificultades para conformar el once de inicio, ya que, dado el nivel de esfuerzo de sus pupilos, “todos se merecían ser titulares”.
En un rápido análisis del partido, destacó el buen arranque, marcado por una pizca de “fortuna” y que se combinó con un alto grado de seriedad durante todo el encuentro. Sobre las claves del triunfo, la “buena estructura defensiva” cortó en seco las oportunidades de los pepineros, que, a pesar de encarar un choque a vida o muerte, no perturbaron en exceso a los blanquivioletas.
Además, comentó el míster, el Real Valladolid supo manejar a la perfección los tiempos del enfrentamiento, ya que la solidez en los primeros minutos de cada parte lograron dar éxito a una idea trabajada en los entrenamientos: “Sabíamos que el Leganés lo da todo en los primeros minutos de cada parte. Son brutales. El plan inicial era salir fortísimos y sin complicaciones. Lo hemos mejorado con los dos goles al inicio de cada mitad”, aseguró.
Preguntado sobre si preparó de alguna manera especial a sus futbolistas de cara a este reinicio de competición, el catalán reconoció haber “simulado” un escenario parecido al vivido en Butarque. Pese a lo rocambolesco de las circunstancias, dijo, la falta asistencia de público pudo suplirse gracias a los ánimos de todo un grupo que puso el aliento desde la grada. “Estamos todos en el mismo barco y en la misma dirección, que es lo que hará que consigamos el objetivo que tanto queremos”, subrayó.
Respecto los cambios utilizados, que, según la nueva normativa se extienden hasta cinco, González aseguró no haber diseñado un sistema específico. Aun así, matizó, “en algún partido los cinco cambios serán determinantes”, aunque, en esta ocasión, las variaciones del esquema fueron fruto del cansancio y de alguna que otra tarjeta amarilla como la de Sergi Guardiola, tal y como argumentó.
Mas técnica, en cambio, fue la explicación sobre la decisión de doblar el lateral izquierdo con un Raúl Carnero que acabó cansado sobre el terreno. Acerca de este planteamiento, el míster sí reconoció haber configurado un plan concreto. Dicho plan pretendía, en lo defensivo, contener las subidas de jugadores contrarios como Rosales, y, en lo ofensivo, poner más centros laterales para aprovechar la presencia en el área de Ünal y el mencionado Guardiola. Esta última parte, señaló, no salió como esperaba. “No hemos tenido ese bagaje que habíamos planteado”, reconoció.
Tras nuevos halagos a sus jugadores, el capitán del barco pucelano quiso rebajar un punto la euforia al confirmar que “ni habiendo perdido se estaba en descenso, ni habiendo ganado se estaba salvado”. No obstante, el triunfo a domicilio en la capital hace que el vestuario vea “la vida de otro color” y permita encarar el importantísimo cruce ante el Celta de otra manera. Sobre esto último, avisa: “será muy importante” y tendrán que “dar otra muy buena versión”.
Para concluir explicó la baja de Kiko Olivas, que se levantó con unas pequeñas molestias en el isquiotibial. Su ausencia, no obstante, no alteró en demasía a un cuerpo técnico que tiene plena confianza en toda la plantilla. ¿La razón? Un sentimiento de unión encomiable y unas ganas de competir con las que “la ciudad de Valladolid puede estar tranquila”.
 
			