El Real Valladolid se impone por tres goles a cero al Club Deportivo Guadalajara gracias a dos genialidades y un penalty inexistente y refrenda la imagen mostrada a domicilio en la Nova Creu Alta.
El Real Valladolid ha logrado tres nuevos puntos tras imponerse por cero goles a tres al Club Deportivo Guadalajara en el Pedro Escartín de la ciudad alcarreña, gracias a los cuales podría terminar la primera vuelta en puestos de ascenso directo en caso de que el Celta de Vigo pinche en su visita al Córdoba.
Lo hizo a pesar de las bajas y de la marejadilla que hubo en torno al equipo durante la semana, provocada por los problemas económicos en los que vive instalado el club, culpables de que durante la semana se hablase de cualquier cosa salvo de lo que se debe: del fútbol.
Aun así, los soldados del almirante Miroslav volvieron a mostrar a los descreídos que lo suyo, para bien o para mal, es jugar y sumar, pues a estas alturas de la temporada se encuentran únicamente con cinco puntos menos de los que el histórico equipo de Mendilibar había logrado a estas alturas en el año del último ascenso.
En cualquier caso, tardaron algo más de media hora en cogerle el asunto al partido. Tanto, que antes de hacer el primero pudieron ver agujereada su red, algo que Dani Hernández impidió en sendas oportunidades de Ernesto y del mexicano Aníbal Zurdo, que en varias ocasiones pudo romper la imbatibilidad del meta venezolano.
No fue así, sin embargo, y fue el conjunto vallisoletano el que aprovechó una de sus posibilidades para abrir el marcador antes del tiempo de asueto. Corría el minuto treinta y seis cuando Nauzet Alemán intercambiaba sus papeles con Óscar González y, escuadra y cartabón mediante, tiraba un magnífico pase al espacio donde el salmantino aparecería.
Condujo el mediapunta casi de puntillas, como sin hacer ruido para, después de dar dos pasos, picar el balón con sutileza ante la salida de Mikel Saizar, que nada pudo hacer ante la genial definición del genio que marca el camino a seguir por Lolo, Nacho y el club en el trabajo de cantera.
De golpe y porrazo, se sacudieron los blanquivioletas el extraño dominio que mostraba el cuadro morado, más del envite que del cuero, de una forma casi sucia, y que bien pudo valer un empate previo al descanso, puesto que Rodri envió al palo un remate de cabeza posterior a un córner cuyo rechace caería a Aníbal, que de nuevo se encontró con Dani Hernández.
Nada más iniciarse el segundo periodo, ‘Mágico’ González -el vallisoletano, no el salvadoreño- apareció de nuevo, tras un movimiento genial de arrastre de Javi Guerra, para darle el balón a Jofre, que recortó a su par y se dejó el balón orientado a la derecha, pierna con la que tiró la caña por encima de Saizar para pescar el segundo tanto para los suyos.
Apenas trece minutos después, en el sesenta, Nauzet Alemán cayó con picardía dentro del área después de percibir un mínimo contacto. De Burgos Bengoetxea cayó en el engaño del canario, como Mikel Saizar, que no pudo detener la pena máxima que el canario lanzó a lo ‘panenka’.
Honró, él sí, al gran Antonin para dejar visto para sentencia el choque. Más si cabe quedaría más tarde con la expulsión de Javi Soria, hacedor del penalty que igualaba la renta que catorce días antes habían ya logrado los de Djukic. Al contrario de lo que ocurrió entonces, esta vez no hubo siquiera conato de remontada, más allá del enésimo choque de Aníbal con ‘El Muro’ Hernández.
El Real Valladolid monopolizó el balón sin pretender hacer más daño a un rival que pareció renunciar al dolor ajeno y se limitó a evitar que el propio fuese a más, pacto de no agresión convertido en una serie de minutos que no hicieron sino confirmar una victoria cómoda para los de blanco y violeta.