Puede parecerlo, pero no, no estás delante de un texto de ciencia ficción ni ante la última película de terror tecnológico estrenada en cines. Pero sí, parece que tu televisión, esa silenciosa compañera, puede ser un espía perfecto. Tu Smart TV parece que te escucha. Has leído bien. No es una broma. Generalmente encendemos la tele sin pensarlo. Es solo un clic y después entramos en nuestra plataforma preferida para ver una serie y nos sentimos en paz, pero lo cierto es que ese rectángulo brillante del salón que nos ofrece horas de entretenimiento puede tener oscuras intenciones.
Esto no lo digo yo, lo dice Raquel Cifuentes, ingeniera que trabajó durante años en una de las sedes de Samsung, específicamente en Seúl. Según ella, el Smart TV de tu salón no solo escucha, sino que espera con paciencia ciertas palabras clave para poder sacar conclusiones sobre ti, sobre tus gustos y sobre los que conviven contigo.
Y sí, sé que parece todo esto una historia de ciencia ficción, pero no es más que un capítulo más en lo que llaman comodidad tecnológica. Una que, por cierto, sí asusta un poquito. Según Cifuentes esto es competencia del llamado sistema ACR, uno que supuestamente solo sirve para recomendarte series parecidas a las que ya ves y cuya función es entender las tendencias que más nos llaman la atención.
Pero parece que esta herramienta es mucho más sofisticada de lo que parece y analiza en tiempo real cada imagen y cada sonido que pasa por tu pantalla, construyendo un perfil sobre gustos, rutinas e inclinaciones políticas para poder ofrecerte contenidos mucho más interesantes y mantenernos pegados a la pantalla todo lo que sea posible. Es así como realizan un retrato digital de tus gustos, hecho a base de horas y horas de escuchas, análisis de datos y elecciones en todo tipo de plataformas. Y sí, como habrás comprendido también, esto vale oro.
Sí, tu Smart TV sabe cuándo poner la oreja
Es inquietante, lo sabemos. Y más cuando la exingeniera de Samsung explica que estos dispositivos no están escuchando de forma constante, sino que se activan en momentos concretos. Una especie de modo de atención que se activa cuando detectan ciertas palabras como “comprar”, “viaje”, “seguro”, “bebé”, “coche”, “oferta” o “restaurante”.
Siete palabras mágicas que pueden abrir la puerta a la publicidad dirigida y que a las marcas les reportan sustanciosos ingresos para poder posicionar los elementos publicitarios que más nos pueden interesar cuando bajamos la guardia en nuestro propio hogar. Un espía que nos pilla con zapatillas y la manta, tirados en el sofá y con ganas de romper con lo que puede haber sido un día duro en el trabajo.
En otras palabras, no, tu tele no es una cotilla en todo momento, pero sabe muy bien cuándo puede escucharte para intentar calibrar bien los contenidos que te ofrezca. De hecho, para comprobarlo, basta con comentar que estás pensando en cambiar de coche para que el algoritmo, en cuestión de pocas horas, empiece a bombardearte con anuncios de compra-venta de coches, concesionarios, seguros automovilísticos, gasolina más barata, etc.
La buena noticia es que no estás completamente indefenso, pues tu Smart TV puede seguir funcionando sin actuar como un topo digital, pues basta con adentrarse un poco en sus menús para desactivar la nave nodriza del sistema del que alertaba Raquel Cifuentes. Si buscas secciones con nombres tan amables como “Privacidad”, “Servicios de datos”, “Publicidad personalizada” o “ACR”, basta con desactivarlo todo y sentir que estamos a salvo.
La propia Cifuentes insiste en que proteger la intimidad ya no es solo una manía de personas paranoicas, sino una obligación moderna, pues casi cada aparato electrónico pretende darnos lo que queremos antes de que nosotros mismos seamos conscientes de que lo queremos. Fascinante… y terrorífico.
