Blanquivioletas es la web del aficionado, y ningún correo electrónico de Ciudadanos a las cinco de la tarde podrá cambiar eso. Sin embargo, tengo en la punta de la conciencia dos cuestiones muy duras de admitir, pero que, obviándolas, ni van a dejar de ser verdad ni se van a solucionar. Porque nosotros, la afición, somos muy de ver la paja en el ajeno y no la viga en el propio. Vaya por delante que el único culpable de la situación del Real Valladolid es el club, y eso tiene que quedar claro. Jugadores, cuerpo técnico, directiva y altos cargos en diferentes parcelas, claro está, no todo el que por allí pise.
Sin embargo, si analizamos un poco más y preguntamos entre la propia afición, muchos serán los que hagan responsable también a una parte de la prensa. Los argumentos se fundamentarán en el beneplácito de esta para instalarse en la mediocridad, la falta de ambición o el tratar demasiado amablemente a jerarcas del club y jugadores con el fin de obtener informaciones privilegiadas. Personalmente, estoy bastante de acuerdo en esto, aunque creo que se sobrestima el papel de los medios de comunicación.
Y si tan críticos somos, ¿por qué no analizamos aún más y miramos al último eslabón de la cadena? ¿Somos justos culpando a diestro y siniestro sin mirarnos a nosotros mismos antes? Las dos cuestiones que debemos admitir es que los 24.000 abonados no son 24.000 aficionados del Real Valladolid y que entre los 24.000 hay responsables parciales también. ¿Acaso el periodista está obligado a contar una información que comprometa su puesto de trabajo, pero nosotros no estamos obligados a, cuanto menos, quejarnos y presionar desde la grada?
Quien ponga en duda que no todos los abonados del club son aficionados del mismo es que no ha hablado con nadie de los que tiene alrededor en el estadio. No discuto que todos quieran que el Real Valladolid gane, pero es en las derrotas (y más sentándonos en Zorrilla) donde se percibe la diferencia entre al que le duele más y al que menos. Si tu equipo juega el martes o el miércoles, es más fácil sobrellevar que el Getafe te meta cuatro. Y ni tan siquiera voy a entrar a valorar que se pueda ser de dos equipos y por los dos se sufra y se celebre. Venga, lo compro. Hablo del abonado que va al estadio como podría estar yendo al Rio Shopping, pero como le gusta el fútbol, se hace socio y juega al Biwenger. Bienvenidos sean, por otra parte, pero su asiento está más cerca de la indolencia.
¿Es esta gente la que tiene algo de responsabilidad de la situación? Sí, pero no la única. Su problema es no sentir, es emocional, no se les puede forzar a sentir algo y quejarse por lo que no llevan dentro. Sin embargo, hay otra parte de la afición, y estos sí son pucelanos, de los que diría que su problema es de comprensión de la situación. Por lo complejo y extenso que sería abrir este melón, solamente quiero dejar la pincelada de que aquel que pita a los que vienen de hacer una protesta contra la deriva del club cargan con este problema de comprensión.
No es agradable admitir la doble verdad expuesta sobre la afición. Más aún si tenemos en cuenta que, en términos generales, la del Real Valladolid este año es un ejemplo enorme en todo lo positivo. Sin embargo, no revisar lo que somos, de quiénes estamos compuestos y no hacer algo de autocrítica es algo que precisamente hace el club, y así nos luce el pelo. El año que viene en segunda seremos la mitad de abonados, más o menos, y el hecho en sí será un drama. Perder las cifras récord y la lista de espera es de lo más grave que llevará a cabo Ronaldo y compañía, pero no debemos olvidar que la cifra de 24.000 es irreal. La depuración no era la solución, pero es lo que tendremos.