Netflix ya no hace series y se ha metido en el negocio de los maratones cinematográficos. Eso sí, con un envoltorio de serie que nos sigue enganchando. Fuera bromas, lo cierto es que el tema de la extensión de sus producciones es interesante. Lo último de Netflix es que la quinta y última temporada de Stranger Things costará lo mismo que toda la primera… pero por capítulo. Has leído bien: cincuenta millones de dólares cada una de las entregas.
Una cifra que hace temblar al mismísimo Demogorgon y que da una idea de la magnitud que ha alcanzado esta saga desde que su estreno en 2016 hizo las delicias de millones de personas frente a las pantallas de su televisor, tablet o PC. Entonces se hicieron ocho episodios con esos 50 millones, los cuales duraban unos 50 minutos cada uno; hoy, con esa misma cantidad, rodarán un único capítulo de entre hora y media y dos horas. Es decir, cada episodio será una película completa, literalmente.
Expectación por la novedad y el calendario de Stranger Things
La noticia llega envuelta en el entusiasmo lógico de la vuelta de Stranger Things. Tras más de tres años de espera desde la cuarta temporada de la serie, nadie se queja de tener un atracón de nostalgia ochentera, neones y sintetizadores. Pero una duda razonable se impone: ¿es realmente una buena idea que una serie se transforme en un festival de metraje sin control?
La historia reciente de la televisión está llena de ejemplos que invitan a la prudencia. Ted Lasso se alargó hasta perder su ritmo, Juego de Tronos se despidió con capítulos de cine y poca coherencia en su final, y hasta The Crown acabó pareciendo una colección de escenas rodadas “por si acaso”. A veces, menos es más o, al menos, es más digerible.
Pero los Duffer Brothers parecen empeñados en despedir su criatura a lo grande, y lo harán con ocho episodios que sumarán más de 15 horas de duración. Casi el triple que la temporada original. De hecho, es el medio PuckNews el que ha confirmado que la serie se estrenará en dos tandas, como ya hizo Netflix con You o Miércoles.
Serán cuatro capítulos a finales de noviembre, tres el día de Navidad y el último el 31 de diciembre. Justo cuando medio planeta estará con las uvas en la mano, tendremos disponible el capítulo final de una serie que ha significado mucho para mucha gente. Si el plan era que acabáramos el año en el mundo del revés, creo que lo lograrán.
El calendario, de hecho, queda así: el 26 de noviembre llegarán “The Crawl”, el segundo episodio aún sin título, “The Turnbow Trap” y “Sorcerer”. El 25 de diciembre aterrizarán “Shock Jock”, “Escape from Camazotz” y “The Bridge”. Y la despedida final, “The Rightside Up”, nos esperará en Nochevieja. Va a ser, sin duda, un diciembre en el que los fans de las peripecias de los vecinos de Hawkins no van a salir del sofá.
Miedo a desconectar con la esencia
Pero más allá de la emoción, hay algo inquietante en este gigantismo. Hay cierto temor de que el formato televisivo y ochentero que hizo grande a Stranger Things, con esa mezcla de terror adolescente, ritmo ágil y encanto de serie B con alma de Spielberg, corra el riesgo de diluirse entre planos eternos y efectos especiales desbocados.
No es que uno quiera que Eleven vuelva a luchar con una tostadora en un laboratorio barato, pero parte de la magia de la serie estaba precisamente en esa modestia inicial que conseguía emocionar apenas con una linterna y una bicicleta en medio de la noche. Cuando el presupuesto se multiplica y las limitaciones desaparecen, el peligro es que también se esfume la imaginación y la conexión con los fans.
Sin embargo, hay esperanza. Los Duffer Brothers han demostrado saber jugar con la nostalgia sin abusar de ella, y la base de fans sigue siendo una de las más fieles del mundo. De momento, lo único seguro es que Netflix convertirá diciembre de 2025 en un maratón global de ocho películas que serán ocho despedidas emotivas y muy esperadas.