El mediapunta murciano vio cómo el pasado sábado Borja Jiménez decidía sustituirle cuando su equipo perdía

Corren tiempos difíciles para el Real Valladolid Promesas. El equipo camina decimosexto en la clasificación, en puestos de play-out con diecisiete puntos y a uno de la salvación. Pero lo peor no es esto, ya que tan solo está a un punto de la los puestos de permanencia, que en estos momentos marca la Arandina.
El verdadero problema del conjunto blanquivioleta es la dinámica negativa de resultados que ha cosechado en las últimas jornadas, consiguiendo solo tres puntos de los últimos dieciocho; números que, de seguir así, se alejan mucho del objetivo del equipo: la salvación. Todo esto, sumado a las sensaciones que transmite el equipo, no hace augurar un buen futuro al Real Valladolid B.
Se trata de la segunda temporada consecutiva del filial en la categoría de bronce del fútbol español. En esta campaña y media, el mejor jugador, por rendimiento y condiciones, ha sido Toni. La temporada pasada el murciano creció a pasos agigantados a las órdenes de Rubén de la Barrera y esta, con Rubén Albés y Borja Jiménez, se ha echado el equipo a la espalda en innumerables ocasiones, viendo cómo su rendimiento y esfuerzo no obtienen el premio deseado.
En el último choque liguero el Promesas se enfrentaba al Pontevedra y, tras adelantarse en el marcador al borde del descanso, después de la vuelta de vestuarios, vio cómo la escuadra granate remontaba el partido en pocos minutos. Con un resultado de uno a dos en contra de los intereses blanquivioletas, el técnico Borja Jiménez decidió sacar del campo a Toni en el minuto 67, dando entrada en su lugar a Mayoral.
El míster abulense explicó en rueda de prensa tras finalizar el encuentro, que necesitaba velocidad y que ese había sido el motivo de su sustitución. Puede que no le faltara razón y que el partido en esos momentos requiriese de un futbolista como Mayoral, pero lo que no se puede entender es la salida del campo de Toni, ya que es el jugador con más capacidad del equipo para crear ocasiones.
Además, en una situación en la que necesitas buscar el empate, el futbolista murciano tiene que estar siempre sobre el terreno de juego. La complicada situación del filial no está como para prescindir de Toni más de veinte minutos en un partido en el que vas en desventaja en el marcador.
Lo mencionado anteriormente se suma a que el futbolista murciano no ha llegado a debutar todavía con el primer equipo en partido oficial, algo que resulta difícil de explicar, ya que en cualquier cantera el mejor jugador del filial –y más aún teniendo en cuenta la situación del primer equipo (una categoría por encima y decimoquinto en la tabla)– habría tenido minutos para poder ayudar a la escuadra de Miguel Ángel Portugal o de su antecesor, Gaizka Garitano.
Para ser precisos, cabe decir que el jugador ha estado entrenando desde pretemporada hasta bien entrada la campaña con el primer equipo, pero solo eso. En este tiempo ha tenido que ver desde la barrera cómo Gaizka Garitano y Miguel Ángel Portugal –el último secundado por Rubén Albés, ya que fue entrenador del Real Valladolid B durante las diez primeras jornadas– preferían a otros futbolistas como Ángel, José y Caye Quintana para ayudar a la primera plantilla.
Casos como los de Ángel y Caye Quintana se pueden entender, ya que no ocupan la misma posición en el terreno de juego y, si la necesidad de la primera plantilla requiere de una demarcación específica, lo lógico es que se de el paso al jugador que ocupe ese puesto en el filial.

El caso de José, aunque se trata futbolistas con unas características completamente diferentes el uno del otro, se entiendealgo menos, ya que esas convocatorias y esos minutos podrían haber sido para Toni, sin suponer este hecho un cambio drástico en los planes del cuerpo técnico del Real Valladolid; aunque esto no quiere decir que el talaverano no merezca esas oportunidades, pero sí que Toni las merece más.
Tras seis años en las inferiores del Real Valladolid, desde el Cadete A hasta la fecha, este año se presenta presumiblemente como el último que veremos a Toni por Los Anexos al Estadio José Zorrilla. Todo hace pensar que el fin de esta etapa no parece que vaya a ser precisamente un final feliz, sin un presumible debut con el primer equipo en el horizonte y con un descenso a Tercera División, si la situación no cambia radicalmente.
Este posible suceso no puede ser permitido por un club como el Real Valladolid. La entidad no puede dejar que jugadores como Toni abandonen la casa, debido a la falta de oportunidades y confianza que se deposita en ellos. La salvación de el filial pasa, entre otras cosas, por potenciar a Toni y que este se encuentre enchufado.
Sustituciones como las de la pasada jornada, en mi opinión, no deben suceder en un contexto en el que el equipo debe remontar. Esto se suma también a que, en modo opinativo, el murciano debería haber tocado alguna vez el primer equipo y ofrecerle la oportunidad de demostrar en competición oficial que es válido, pero esto nunca se sabrá si no se le otorga opción alguna para ello.
Como conclusión, creo que hay que cuidar más a este tipo de jugadores, depositar más confianza en ellos y, como mínimo, otorgarles la oportunidad de derribar la puerta del primer equipo y, una vez dada, decidir la validez del jugador o no. Veremos lo que nos depara el devenir de la temporada. Por el momento, la situación no es la idónea ni para el club ni para el jugador, pero el Real Valladolid está a tiempo de revertirla.
 
			