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Toro o torero

por Jesús Moreno
14 de mayo de 2012
Jugador Nº12

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Jesús Moreno habla de la duda entre avanzar o retroceder que envuelve en ocasiones al Real Valladolid cuando se adelanta en el marcador, como del encuentro de ayer frente al Hércules de Alicante.

 

Djukic MandiáHace algunos años el técnico argentino Cesar Luis Menotti declaró que el fútbol español debía elegir entre morir como toro o como torero, si quería intentar ganar sus partidos desde la superioridad técnica que le dan un buen puñado de futbolistas o desde el poderío físico, pero lo que no podía pretender era ganar desde el juego de toque con jugadores no capacitados para ello, pues destacaban por ser atletas corpulentos.

Se refería, obviamente, a la selección nacional y a su indefinición a la hora de adquirir un sello propio, una impronta que hiciera reconocible su juego más allá de los jugadores que vistieran la camiseta del combinado español.

Aquel debate terminó una vez que España conquistó la Eurocopa de la mano de Luis Aragonés con un juego vistoso y lleno de talento, y el sello se vio refrendado poco después de ese torneo cuando Vicente del Bosque llegó al cargo de seleccionador y siguió apostando por el estilo elegante y pausado, de lenta cocción pero efectivo y de extraordinario buen gusto. De parar, templar y mandar. De ser torero.

A nuestro Real Valladolid le pasa algo parecido. Desde el primer momento el almirante Miroslav Djukic ha sabido transmitir un manual de estilo al juego del equipo, balón al verde, pocos pelotazos, el cuero jugado y controlado desde atrás, juego pausado en el centro del campo pero vertiginoso en la última transición ya sea por dentro o por los extremos cuando nos acercamos a la línea de gol.

Los jugadores han tratado de aplicar el librillo en toda situación de partido. ¿Siempre? No, no siempre. Observo que hay un momento en los partidos en el que los jugadores del Real Valladolid no saben si avanzar o retroceder, si nadar o guardar la ropa, si ser toreros o ser toros. Ese momento se da exactamente tras marcar el uno a cero.

No quiero quedarme sólo con el último partido ante el Hércules, ya que es un síntoma que se viene repitiendo a lo largo de la temporada, ni quiero pensar que al equipo le pudo la presión pues estos jugadores han demostrado ser de hielo lo que les ha permitido mantenerse fieles al estilo hasta cuando el reloj agoniza y lo que el cuerpo pide es llegar al área contraria lo más rápidamente posible a base de pelotazos.

Sin embargo, con uno a cero a favor el Real Valladolid no sabe si seguir en su línea habitual siendo torero o sacrificarse atrás y salir rápido a la contra embistiendo como un toro. En realidad lo que hace el Real Valladolid es retroceder metros, pero no para salir rápido, sino para salir tocando y, con las líneas de presión tan atrás y con la lógica del equipo rival echado adelante en busca del empate, se hace muy difícil llegar de aquella manera hasta la portería contraria. Resultado, un Real Valladolid que no hila tres pases seguidos, pérdidas del balón e incertidumbre en los aficionados que se traslada al terreno de juego. Nos pasó frente al Girona las dos veces, nos pasó ante el Alcorcón, Almería o Hércules.

En el mejor de los casos el rival no marca y nos vamos con los tres puntos como sucedió ante el Villarreal B; o si sucede que nuestro contrario atina con la portería, quedan minutos suficientes para volver a nuestro estilo, recuperar el mando y el control del partido y luchar por la victoria con nuestro juego como pasó ante Las Palmas.

Como ven, la diferencia entre aquellos partidos y el de ayer es que el gol del Hércules se dio fuera de hora, sin tiempo para que el balón volviera a rodar, pero los síntomas tras adelantarnos en el marcador son siempre similares y se han dado en demasiadas ocasiones.

No me parece algo excesivamente preocupante pero sí algo a mejorar por si nos encontráramos en la tesitura de tener que jugar cuatro partidos más (sigo estando seguro de que eso no ocurrirá), se trata simplemente de que Miroslav Djukic afine la orquesta para esas situaciones en las que el oponente con el marcador en contra nos apriete arriba, y decida si esperar atrás para salir rápidos a la contra o seguir achuchando al rival en campo contrario. Decida si queremos ser toros o seguir siendo toreros.

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