El ya exentrenador del Promesas reconoce en SER Deportivos Valladolid un “desgaste continuo” que le llevó a tomar la “difícil” decisión

“Llevaba tiempo dándole vueltas. Ha sido difícil tomar la decisión, han sido veinte años en el club. Es algo personal”. Así de claro se mostró Javier Torres Gómez en los micrófonos de la Cadena SER horas después de que el Real Valladolid confirmase que había rechazado continuar siendo entrenador del Promesas.
El anuncio cogió a mucha gente por sorpresa, ya que tanto Carlos Suárez como Braulio Vázquez habían dejado la puerta abierta a su continuidad en la presentación de Rubi y fuentes cercanas a la entidad venían comentando en los últimos días que las dificultades iniciales que parecía haber para que renovase empezaban a solventarse.
Sin embargo, nada han podido hacer para convencer de manera definitiva a un entrenador que se va dejando un grato recuerdo en quienes han sido sus pupilos y en el entorno, de manera que la nueva dirección deportiva debe trabajar para ocupar otra vacante.
La decisión de dejar el Real Valladolid es algo que Javi Torres ha meditado mucho, pues, con ella, cierra no solo una larga etapa profesional, sino, incluso, vital. El mismo día del ascenso en As Somozas los presentes pudieron ver que a la alegría del momento se le unía una sensación de fatiga que podía ir más allá del intenso momento vivido; que, quizá, la Segunda División B era un principio, pero también un fin. Y así fue.
“Creo que debe haber un punto y aparte. Tengo mucha ilusión por entrenar, pero ahora mismo la energía tiene el contador a cero. Tengo que buscar la motivación, y creo que la encontraré mejor fuera que aquí”, explicó Torres Gómez a José Ignacio Tornadijo.
¿Por qué ese vacío? Por diferentes motivos. El primero, que un banquillo supone un “desgaste continuo”, más aún, en una situación tan complicada como vivió el Promesas este año en el plano extradeportivo. El segundo, “indudablemente”, el no haber sido tenido en cuenta para el banquillo del primer equipo. Y, estrictamente relacionado con ello, la “ilusión” que tiene de llegar a la élite, la misma que intentaba transmitir día a día a sus jugadores.
Todo uno, le ha hecho dar “un paso a un lado”, con el que buscará alcanzar lo que en Valladolid no ha podido. Decidirá su próximo destino, afirmó, en base al proyecto, más que la categoría, y primando el poder trabajar con “cierta tranquilidad”. En su casa –que lo seguirá siendo– se queda Rubi, con quien se reunió durante una hora y media antes de notificar al club su marcha y a quien entregó informes sobre los jugadores del filial.
En su opinión, la contratación del catalán ha sido “un total acierto”, ya que le parece “una persona muy válida”. Dicho de otro modo: no hay rencor. Javier Torres Gómez respeta “todas las decisiones” que tome el Real Valladolid, como siempre ha hecho, con una salvedad, que su mente ahora ha dicho basta y buscará llenarse de nuevo ya fuera de la entidad.
