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David Torres se activa junto a Tomeo

El canterano del Real Valladolid ha crecido en su desempeño estas primeras semanas de liga compartiendo la zaga con el aragonés

por Miguel Ruiz
25 de agosto de 2025
Torres

Torres, disputando un balón ante el Castellón | Foto: Real Valladolid

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La victoria en Castalia dejó varias lecturas positivas para el Real Valladolid, y una de las más claras fue la fiabilidad que ofreció la pareja de centrales formada por David Torres y Pablo Tomeo. Ambos mostraron una compenetración que no siempre se da en las primeras jornadas y sostuvieron al equipo en un encuentro donde el Castellón apretó hasta el final. El desempeño de ambos permitió al Pucela mantener la portería a cero y reforzó la sensación de que la defensa empieza a encontrar un eje sólido en el que confiar.

Lo más llamativo fue la naturalidad con la que ambos se complementaron. David Torres, zurdo y más reactivo en el primer paso, se encargó de equilibrar la salida por el perfil izquierdo y de corregir hacia banda cuando el rival cargaba por ahí. Pablo Tomeo, diestro y de mayor envergadura, asumió el rol de mando, adelantando la línea cuando el equipo debía presionar y manteniéndola ordenada cuando tocaba contener. Esa simetría de perfiles se tradujo en una defensa más limpia, con menos espacios interiores y una circulación más fluida desde atrás.

Tomeo
Tomeo, líder de la defensa | Foto: Real Valladolid

El Valladolid necesitaba precisamente eso: una pareja capaz de transmitir seguridad en un partido en el que el rival buscó constantemente centros laterales y balones divididos. Los números explican el esfuerzo: el equipo sumó más de cincuenta despejes y una decena de intercepciones, prueba de la insistencia del Castellón en el juego aéreo. Torres y Tomeo fueron los principales protagonistas de ese trabajo, dominando la zona del punto de penalti y respondiendo en cada cruce con una contundencia que no siempre se había visto en el pasado reciente.

David Torres, un crecimiento casi inesperado

La mejoría de David Torres merece un apartado especial. El canterano, que en la pasada campaña tuvo momentos de altibajos, mostró en Castalia una versión mucho más sobria. Evitó riesgos innecesarios, temporizó bien en las salidas al costado y corrigió con acierto dentro del área pequeña. Su acción más recordada fue un despeje preciso cuando el delantero ya embocaba un disparo que hubiera sido clave en un tramo delicado del partido. Ese tipo de intervenciones reflejan ese crecimiento, esa madurez, confirmando que su mejor nivel es real y que la confianza puede haber sido importante.

Jorge Delgado y Torres
Jorge Delgado y David Torres, durante un entrenamiento previo al viaje a Bristol | Foto: Blanquivioletas

Pablo Tomeo, recién llegado, ha respondido con la seguridad de quien conoce la categoría, pero sobre todo ha dado confianza a un David Torres que, durante la pasada campaña, mostró una flaqueza muy chocante en LaLiga. Su experiencia le permitió mandar en área propia, ordenar a la línea y ganar duelos que parecían perdidos. Su físico le da ventaja en los choques, pero lo que más valoró el cuerpo técnico fue su calma con balón. Conectó varias veces en corto con Jurić para salir de la presión y lanzó a los laterales en situaciones donde el equipo necesitaba aire.

Equilibrio esencial

Ese primer pase firme y sencillo es clave para que el Valladolid pueda instalarse en campo rival sin perder tiempo. El buen rendimiento de ambos se vio potenciado por la ayuda de los laterales y del pivote. Alejo, a pesar del repliegue, cerró como pudo el carril interior, tratando de no caer en faltas innecesarias, mientras que Guille Bueno aportó altura por el otro costado. Por delante, fue Jurić quien sostuvo al equipo con un despliegue físico que liberó a los centrales de tener que salir demasiado de su zona. Esa coordinación entre líneas permitió que la pareja central pudiera concentrarse en lo esencial: defender de cara, ganar los rechaces y mantener la portería a salvo.

Torres
David Torres, ante el Castellón | Foto: Real Valladolid

El contexto tampoco no era sencillo. El Castellón forzó varios córners y se volcó en el ataque en los últimos minutos, lo que obligó a Torres y Tomeo a redoblar esfuerzos en el juego aéreo. La respuesta fue impecable, dominando las acciones a balón parado, manteniendo la concentración en las marcas y despejando casi todo lo que les llegó al área. Esa firmeza en los instantes de mayor exigencia dio confianza al resto del equipo, que supo sufrir sin perder el orden.

Habiendo aún un notable margen de crecimiento, se espera que la defensa ajuste todavía mejor las distancias, las basculaciones y las coberturas. Aún así, el primer gran mensaje es evidente, pues con Torres en la izquierda y Tomeo en la derecha, el Valladolid ha encontrado un eje fiable que le permite jugar con la defensa adelantada sin miedo a los espacios a la espalda. Algo mucho mejor de lo esperado hace apenas un mes.

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