Manuel Retamero analiza la victoria del pasado sábado del Real Valladolid ante el Girona.
Ante el Girona se sumaron tres puntos más que nos hacen seguir muy cerca del Celta y seguir por delante del resto. Ésa es la mejor lectura que podemos sacar, puesto que podía haber sido peor y no lo fue. Mantuvimos el resultado como equipo grande que aun no siendo muy superior sacó el partido adelante. Gracias a un penalty absurdo y tonto de Acciari al interceptar un centro con la mano en el minuto nueve que transformó Víctor Pérez a la derecha de Mallo.
Inicio atascado

Otra vez como en partidos pasados vimos un comienzo con el rival queriendo presionar con posiciones muy adelantadas para incomodar al contrario, y si el Real Valladolid circulaba bien y salía de esa presión, rápidamente se producía un repliegue para que con la calidad que atesoramos no les hiciéramos demasiado daño.
Hubo momentos en los que el Real Valladolid se fue encontrando con su estilo, mejores circulaciones de balón, llegando a tener una posesión mucho mayor e intentando llegar a la portería defendida por Mallo. Hasta nueve corners se sacaron, aunque sin mucho peligro. Goiria tuvo también una ocasión, pero Jaime detuvo la oportunidad más clara del Girona.
Buen planteamiento de Josu Uribe, que provocaba que estuviéramos incómodos y que hiciera falta más movilidad y apoyos permanentes para que pudiéramos salvar las primeras acometidas del rival.
Segundo acto
En la segunda parte mantuvieron durante tramos el mismo fin. Nosotros dimos un cambio al pasar por el vestuario, pero nos pasamos de poco a demasiado, y es que se veían precipitaciones y circulaciones muy verticales quizás buscando ese gol que nos diera tranquilidad y que nunca llego. Una ocasión de Manucho que desvió Mallo pudo ser más clara del Real Valladolid. Jandro, en el ochenta, buscaría la igualada en el lanzamiento de una falta que despejó muy bien Jaime.
¿Y la superioridad numérica?
Cabe destacar que en las incorporaciones por cualquiera de las dos bandas con los laterales -o bien en una acción combinativa- cuesta ver superioridad numérica ofensiva, y así dejamos limitado nuestro ataque al uno contra uno y equilibrar el desenlace. En cambio, con la ayuda de un compañero nuestras opciones de desbordar serían mayores y crearíamos dudas al contrario.
Los espacios reducidos
Otro detalle que se vio durante el partido son los continuos movimientos de Sisi hacia dentro, quizá buscando libertad de movimientos y crear dudas al contrario por dentro… Como se suele decir, y cada vez más, ¡qué daño está haciendo al futbol Messi! -por hacer una comparación de intenciones, siempre desde el mayor respeto al mejor jugador del mundo-.
Lo que teníamos, como consecuencia, es el carril derecho olvidado, y a la hora de circular con presión de un contrario siempre se buscan unos espacios que este caso nosotros mismos reducíamos. Muchos jugadores, igual a menos espacios, igual a problemas para circular. Con una mayor amplitud, mientras tanto, se logran más espacios en los que se crean mayores problemas al rival.
¿Cambios?
Probablemente a nadie se le escapase el cambio de Guerra por Manucho o el de Bueno por Jorge Alonso -sin demasiados minutos esta temporada- dejando a Álvaro Rubio en el banquillo (simple apunte a tener en cuenta).
A veces, a falta de ver nuestro mejor fútbol, el resultado nos vale. Ahora vienen rivales que tienen más potencial que Nàstic y Girona, como Murcia, Celta, Elche y Almería. Esperemos ver ahí de nuevo a nuestro mejor Pucela.
