Andriy Lunin firma por el Real Valladolid después del ‘affaire Cuéllar’ y de que el fichaje de Adrián San Miguel se cayera al aparecerse el Liverpool en su camino. Su rendimiento reciente con Ucrania avala su juego

Desde que ‘Pichu’ Cuéllar renovó su contrato con el CD Leganés el pasado veintiuno de junio, confirmando lo que los días previos era un secreto a voces, el Real Valladolid estaba compuesto y sin otro cancerbero que acompañara a Masip. Por más que públicamente se respaldara a José Antonio Caro, los indicativos eran claros y apuntaban a la llegada de otro cancerbero que pudiera competir con el catalán. Andriy Lunin será quien lo haga, aunque la expresión “es el elegido” no es completamente exacta. Gustaba y se confía en él, sí, pero ha sido la tercera opción –al menos– después de que no fructificase la búsqueda de otro más experto.
Lo cierto es que su nombre sobrevolaba Zorrilla desde hace semanas (hasta el punto de que puede parecer que estaba en la recámara, aunque antes de que la dirección deportiva terminara de decantarse por él se produjo una de esas situaciones inverosímiles que concede el fútbol. Después de que su vinculación con el West Ham se terminase el pasado verano y de entrenarse con un equipo aficionado durante semanas, Adrián San Miguel entabló contactos siquiera primarios con el Real Valladolid. Y las sensaciones fueron buenas, pero ay, el fútbol…
Cuando parecía que iba a defender el arco y el escudo del Pucela, se le cruzó nada menos que el Liverpool, reciente campeón de Europa, y quién dice que no a una oportunidad así. Rizando el rizo, en su primer partido en convocatoria Alisson se lesionó y debutó como portero red, en una ya conocida para él Premier League. El premio mayor le vendrá cuando, por esa misma coyuntura, sea previsiblemente el elegido para salir de inicio en la Supercopa de Europa frente al Chelsea.
El cuento de hadas se torna de trolls cuando se lee en clave blanquivioleta. El canterano bético, a sus 32 años, era una opción perfecta para elevar el nivel de la posición, hasta el punto de que no habría sido extraño que, pese a la ascendencia de Masip, fuera él quien acabara ganando la pelea después de encadenar seis temporadas en la élite –las últimas cinco en Inglaterra–. Otra vez había que otear el horizonte. Y en la lontananza, o no tanto, Lunin, el imberbe ucraniano suplente precisamente de Cuéllar en su primer curso en España. Solamente cinco partidos de Liga y dos de Copa le contemplan.
Con la única duda de la inexperiencia
El Real Valladolid quería un portero más hecho, aunque la inexperiencia en la élite en nuestro país no ha de hacer de menos al imberbe, que antes de dar el salto superó los cincuenta partidos como profesional entre el Dnipro y el Zorya. A ellos hay que sumar las apariciones con los distintos escalones de la selección ucraniana, con cuya absoluta ha jugado tres veces y con cuya sub 20 es campeón del mundo.
A pesar de al escasa actividad que acusó durante su préstamo en el Leganés, fue nombrado mejor portero del Mundial sub 20 después de elevar al cielo de Polonia la copa con brillo, rodeado de una defensa que, al igual que él, brilló con luz propia junto al capitán, Bondar, Konoplia o Popov. De todos ellos, es a él a quien Transfermarkt concede un mayor valor de mercado: diez millones de euros, los mismos que sus nuevos compañeros Pedro Porro y Alcaraz… y más que el resto del plantel del Real Valladolid.
El portal especializado muestra así una aproximación al nivel potencial que se le presupone y que acaparó portadas meses antes de que el Real Madrid pagara 8’5 millones por uno de los llamados a estar entre los mejores porteros del mundo los próximos años. Esta confianza bien podría haberle dado un lugar en la plantilla de Zinedine Zidane, si bien la negativa de Keylor Navas a marcharse obligó a buscar la alternativa plasmada con el Real Valladolid.
A pesar de no ser el favorito cuando comenzó el periodo veraniego y de fichajes, y por muy joven que sea, las condiciones de Andriy Lunin hablan de un portero capaz, que aprovecha sus 191 centímetros para destacar sobre todo en el juego aéreo, aunque no es el único arte en el que es hábil; no en vano, se podría encuadrar dentro del prototipo de guardameta moderno, con un correcto juego de pies, solvente en el uno contra uno, ágil y con reflejos, completo, por tanto, al menos potencialmente hablando. Sobre el tapiz deberá demostrarlo que lo es si logra desbancar a Masip, algo que los dos primeros elegidos también habrían tenido complicado.
