Cultural Leonesa y Real Valladolid reeditan este domingo los partidos de máxima rivalidad de la región con ambos situados en la parte alta de la clasificación
Hacía unos cuantos años que el Real Valladolid no vivía un partido como el de este domingo. Por el camino ha jugado varios de máxima tensión contra el Real Sporting de Gijón y varios bien bonitos por su hermandad con el Real Oviedo, pero, desde la desaparición de la Unión Deportiva Salamanca, ninguno como el que disputará contra la Cultural y Deportiva Leonesa.
No se me enfaden Ponferradina, Numancia o Mirandés; enfrentarse a ellos también mola, ojalá todos siempre en la misma división. Pero para qué negarlo: un duelo entre un leonés y un vallisoletano es otro rollo; lo escribe uno que de cerca ha vivido choques entre vigueses y coruñeses, y entre vigueses y pontevedreses, y entre vigueses y… quienes ustedes quieran.
Desde los dos clubes, y no es para menos, se ha querido trasladar la idea de que el encuentro debe ser algo sano, más que un enfrentamiento real, y no es para menos, pues siempre hay alguno que se excede y, al pasarse de intensito, insulta (o peor) al prójimo, y tampoco es para tanto. Lo bonito de estos derbis es sentirlo con el corazón más que con las entrañas o desde el odio, que como tal –y más en este caso–, suele ser infundado.
Por ello, en la previa habrá un acto de conmemoración (puerta cero del Reino de León, 17:15 horas) con los alcaldes de las dos ciudades, Antonio Silván y Óscar Puente, con los máximos responsables de los dos clubes, Felipe Llamazares y Carlos Suárez, y con los presidentes de las federaciones de peñas de los dos equipos, Manuel Romero y José Antonio Pérez. Asimismo, se ha instado desde todos estos estamentos a que el desarrollo de lo que debería ser una fiesta no sea más que eso, alejado de una rivalidad que sana cabe, pero insana no, que ya que hace 42 años que no se da en partido oficial un partido así, qué menos que paladearlo y no jalearlo con gritos que bien se podrían cambiar por un ‘unga-unga’.
Los dos bien arriba,
los dos muy semejantes
En lo estrictamente deportivo, los dos equipos llegan con seis puntos, instalados en la parte alta de la clasificación, y con patrón semejante: perdieron en el debut, ganaron los dos primeros y, como añadido, consiguieron el pase a la siguiente ronda de la Copa del Rey, que les volverá a enfrentar en unos días en el mismo escenario. Y, hablando de patrones, los dos quieren ser protagonistas a través del balón, por el cual habrá una bonita disputa.
Esa es la propuesta de Rubén de la Barrera, conocida ya en Valladolid de sus tiempos en el filial: disponer del esférico no el máximo tiempo posible, sino cuanto sea necesario para amenazar al rival y evitar que este haga daño. Y por ahora su idea se está llevando a término, ya que la Cultural es el equipo que más ha amasado el cuero hasta el momento, con un 57’7%, por un 54’9% del Pucela, que es sexto en esta particular clasificación.
Entre tanta semejanza, aquí se puede establecer una ligera diferencia: ambos dominan, pero unos un poco menos, seguramente porque Luis César apuesta también por la verticalidad por fuera, dando amplitud al juego a través de dos laterales tan profundos como Antoñito y Nacho. El también gallego De la Barrera, mientras tanto, opta más por acumular a jugadores talentosos por dentro y a que sea esa zona donde se desarrollen más sus acciones de ataque, algo que potenció hasta el extremo al otra vez blanquivioleta Toni la pasada campaña.
En caso de saltar al tapete del Reino, el mediapunta murciano se convertiría automáticamente en protagonista, después de ser uno de los futbolistas más destacados del ascenso de la ‘Cultu’, de que el Real Valladolid decidiera recuperarlo en verano y de la incertidumbre que hubo durante todo el mercado con respecto a su futuro, incluso a pesar de que allí donde tan querido fue (y es) no se apostó por él fuerte y de verdad, al tiempo que sí firmaba jugadores en su posición.
Claro, que la ‘guerra fría’ por él, ganada por el Pucela, debe encontrar respaldo en su participación, prometedora contra el Tenerife y de gran nivel contra el Huesca en Copa. Si es o no de la partida es cosa de Sampedro. Que será el único blanquivioleta bien recibido (eso se supone al menos) no implica que deba serlo. Ahora bien, es un recurso visto ya como bastante útil contra un rival que querrá ganar el partido a través del talento que sí ha conseguido juntar, pues de esto no le van a la zaga los Emi Buendía, Josep Señé, Guarrotxena y compañía.
Y por si con la técnica no bastara, por allí anda Rodri, tan peleón como cuando vestía la blanca y violeta, como némesis de un Iban Salvador cuyas actuaciones invitan a pensar que repetirá en el once. Ellos son los tipos duros, con el permiso de algún otro como Borja Fernández; los que menos se amilanarán en caso de disputa, que también la habrá, pues así son también los derbis: nadie se arruga cuando hay una afición enfervorecida detrás.
La del Real Valladolid rondará los mil desplazados a un Reino de León al que Luis César se llevará a veinte jugadores: Masip, Becerra, Antoñito, Moyano, Guitián, Deivid, Kiko Olivas, Nacho, Borja, Anuar, Luismi, Cotán, Míchel, Gianniotas, Pablo Hervías, Óscar Plano, Toni, Iban Salvador, Mata y Villalibre. Se quedan fuera por decisión técnica Calero, Sulayman y Sergio Marcos y Ángel por lesión.