La falta de efectivos en el centro de la zaga del Real Valladolid empieza a ser más que evidente

Ahora que el debate secesionista, independentista o de sentimiento regionalista aflora en Cataluña, y por ende en España, debido a las próximas elecciones autonómicas, se habla mucho de centralización del estado, o de su contrario, la descentralización.
Sin embargo, a orillas del Pisuerga, estos debates quedan reducidos a comistrajos de algo que puede que nos afecte en un futuro no mediato y que más bien alimenta círculos de opinión en los que los vértices opuestos se tocan más de lo que sería aconsejable para una disputa dialéctica. En cambio, hay una falta de centro, de centralización, de elementos centrales, que preocupa mucho más, ya sea por cercanía o porque el debate lo es más.
En efecto, en Valladolid, la diatriba establecida es la de los centrales en el conjunto de Gaizka Garitano, quien tiene un problema muy serio en una parcela elemental en cualquier sistema futbolístico, pero más aún en aquel que parece ser que pretende instalar el técnico vasco en Zorrilla.
La salida de Marc Valiente y Jesús Rueda está siendo tan difícil de suplir como balsámica para una afición furibunda ante tanto fiasco continuado. Sabíamos que podía llegar la sonata de aquel dicho que dice así: “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Para ser sinceros, lo conocido no era malo –más bien, demasiado conocido-, ni lo que ha llegado es tan desastroso. Más bien, escaso, y explicamos porqué.
Si bien en una plantilla que busca el ascenso a Primera División, el contar con tan solo tres centrales puede ser un problema, mayor es este si reúnes unos zagueros con propensión a la tarjeta. Valiente y Rueda no eran así, de hecho se les tildaba, y no sin razón, de blandos, de ‘auténtica madres en defensa’. Claro, que a Pau Gasol también se le tilda en la NBA de blando y miren lo que es capaz de hacer con 35 años. El caso es que el perfil de Marcelo Silva, Juanpe y Samuel determina su propensión a ser amonestados. Y la amonestación lleva a la expulsión y esta a la escasez.
Ya con el mercado cerrado, no era difícil atisbar que podíamos tener problemas en la zona central de la zaga. Si al escaso número le añadimos una dosis de mala suerte, de estar donde no se deba en el momento menos adecuado, de mala leche arbitral y, también, por qué no, de poca inteligencia y falta de conceptos…. ¡boom! El Real Valladolid se planta con dos centrales jornada tras jornada, y damos gracias.
Hacia el Promesas no se quiere mirar, pese a que ha estado durante cuatro encuentros sin encajar un gol, para suplir la falta de efectivos en defensa. Se prefiere optar por el invento de Timor como central; disparate este que solo ha podido suceder porque la situación ha llegado a ser extrema.
Entre que solo contamos con tres, que uno de ellos, Juanpe, parece propenso al penalti y la expulsión, que Samuel y Marcelo Silva son dos tipos duros y que a Garitano se le ocurre.
