El Real Valladolid bate al CD Diocesano y se sitúa a solo dos puntos de la tercera posición del Grupo V de la División de Honor
Hace ya unos cuantos años, cuando quien escribe era un adolescente, los jugadores del Real Valladolid de División de Honor apenas unos niños y su entrenador aquel canterano que tuvo que emigrar antes de hacerse con un hueco en su equipo de siempre, que terminaría capitaneando, uno de esos one hit wonder hizo saltar a la fama a Muchachito Bombo Infierno.
‘Siempre que quiera’ habla de desamor, uno que a su edad quizá ya conozcan los blanquivioletas. Pero si les viene al pelo es porque, pese a ello, es una canción alegre, bailona, que todavía suena de cuando en vez en algún que otro bar nocturno, y que empieza hablando de ensoñación. Aquello de “un día soñando en un sueño soñé que estaba soñando contigo” se puede aplicar hoy día a una tercera posición que parece la ex anhelada, después de no conseguir alcanzarla desde 2011.
Pero este año puede ser. Por qué no soñar con ello si este Divi encadena victorias al mismo ritmo que acumula buenas sensaciones. En esta ocasión fue ante un CD Diocesano goleado y desbordado por un conjunto ambicioso desde el minuto uno, que pronto comenzó a llevar peligro hacia su puerta y que la derribó –como la de otros– en los primeros minutos.
Óscar solo tardó ocho en marcar el uno a cero, después de un pase profundo de Baba hacia su posición, fuera del ámbito de influencia directa del ‘nueve’, caído a un pasillo en el que recortó a sus opositores como el niño que juega en el de su casa con su mascota. El fuerte disparo pegado a la cepa del poste contrario advirtió a los extremeños de que su intensidad podía no servir de nada.
Podía no hacerlo y no lo hizo merced a otra primera parte de mucho volumen de juego, en la que de nuevo quedó todo resuelto. Baba se adueñó un día más del centro del campo, desde donde entregó otro pase profundo, este para Dali, que rozó el segundo. Junto con el ghanés, volvió a brillar Adrián Carrión, que lo mismo aparecía en intermedias para ser cuchillo en mantequilla, indetectable, que bajaba a colaborar en las primeras fases de la circulación o buscaba posiciones de remate.
Al ‘Dioce’ solo le quedaba una opción, correr detrás de las sombras que poblaban su mitad de campo. El balón iba de lado a lado, de un blanquivioleta a otro, con posesiones tan largas como la previa al dos a cero. A fuerza de buscar espacios, el Real Valladolid encontró una rendija por la derecha por la que se coló Iker, que apuró línea de fondo y la puso al área, donde Carrión amplió la renta.
El cuadro pacense la acortó aprovechando una pérdida rival y un desajuste en la progresión prevista. El desorden se convirtió en gol por mediación de Iván, que controló en la zona izquierda del tapiz y desde ahí, algo escorado, golpeó duro para acariciar las mallas muy cerca del otro palo. Y como si aquello les hubiera dado fuerzas, sus compañeros quisieron acompañar el tanto de una reacción que no se dio: lo buscaron a la espalda de Luismi en un par de ocasiones más, pero pronto encajaron otro golpe.
En un abrir y cerrar de ojos, Morante conectó con Baba y este envió un balón tenso y profundo para la carrera de Alvi, que desde la cal envió un centro para que Óscar pusiera la bota y marcara el tercero. Suponía casi la sentencia, o por lo menos la confirmación de una superioridad que el hecho de encajar un gol –después de cuatro partidos sin hacerlo– no debía amargar.
Oriol impidió el cuarto cuanto pudo
El disparo manso a las manos de Maxi con el que se abrió la reanudación no fue un mal presagio, sino un simple amago por parte de un Diocesanos que o bien no supo o bien no pudo. Jamás rompió, jamás convirtió la intensidad en un arreón, pero es que contra un Real Valladolid así es imposible. Dio igual que pronto Saeed y Baba tuvieran descanso. Dio igual que el ‘Cruyff de Los Anexos’ pasara a la base y con ello respiraran los centrales y los mediocentros extremeños. El cuero no mutó de color.
Alvi dispuso de una ocasión, generó otra para Óscar y este disparó fuera frente a un Oriol que se creció en la segunda mitad y evitó encajar varios goles más. Las tuvo sobre todo el ‘nueve’, que buscó con ahínco completar su triplete, sin éxito. La tuvo también Morante, en un testarazo en una acción a balón parado. Y las tuvo Arroyo, que dispuso de media hora que acredita su validez.
De las no menos de siete oportunidades, tres fueron desbaratadas por el portero pacense y tres llegaron de las botas del propio Arroyo, que marró una vaselina, se topó con el cancerbero en otra intentona y, al fin, en el minuto 92, anotó el cuarto con un remate acrobático. Aunque el carrusel de cambios sirvió para contemporizar, el ex de la Sur aprovechó sus minutos.
A pesar del mérito que tiene hacerlo, sin embargo, no fue el único que lo hizo; no es el único que da valor a su participación siempre que puede: más bien al contrario. Una de las claves del éxito de este División de Honor es precisamente el compromiso y la buena condición que esgrimen los pupilos de Baraja, que hacen que no se noten ausencias de potenciales titulares como David Gómez, David Sanz, Rafa o Víctor.
Y así, con ocho jornadas sin perder, pero sobre todo inmerso en una dinámica de juego muy buena, el Real Valladolid visitará la próxima semana al Real Madrid en Valdebebas con la ilusión de competir y, por qué no, puntuar. Por qué no soñar con hacerlo. Con sumar allí y seguir postulándose a una tercera plaza que sigue en manos del Rayo Vallecano, ahora con solo dos puntos de diferencia sobre los blanquivioletas, que sacan nueve al quinto clasificado, el CD Leganés.
Real Valladolid: Maxi; Iker, Morante, Saeed (Cerro, min. 61), Póveda; Luismi, Baba (Arroyo, min. 61); Dali, Adrián Carrión (Jairo, min. 86), Alvi (Álvarez, min. 77); y Óscar.
CD Diocesano: Oriol; Ismael, Adrián (Juanjo, min. 24), Nacho, Méndez; Clemente, Vadillo (Enrique, min. 67); Gabri (Víctor, min. 67), Manu (Aníbal, min. 75), Mancha; e Iván.
Goles: 1-0, min. 8: Óscar. 2-0, min. 38: Adrián Carrión. 2-1, min. 39: Iván. 3-1, min. 43: Óscar. 4-1, min. 91: Arroyo.
Árbitro: Estefan Gonzálvez Alcalde, asistido en las bandas por Carlos Cañibano Arias y Andrés Virrael Ramírez. Amonestó al visitante Mancha.
Incidencias: Decimosexta jornada del Grupo V de la División de Honor juvenil. Partido disputado en Los Anexos ante más de cincuenta espectadores.