Ojito con lo que parece que se viene con dos gigantes como Shein y Temu, así como otros grandes proveedores textiles en Europa. La Unión Europea se ha puesto manos a la obra para que en 2030 la ropa no solo nos quede bien, sino que también tenga cierta conciencia. Algo ambicioso, pero que pretende que tenga cierto sentido.
El nuevo plan comunitario parece pretender que nuestras prendas sean recicladas, reciclables y respetuosas con el planeta y con quienes las fabrican, para evitar la proliferación de mafias y que los materiales de composición no tengan un efecto adverso en el medio ambiente. Pero claro, para lograrlo, parece imposible que no se imponga una nueva forma de entender el negocio a plataformas como las gigantes chinas como Shein y Temu.
En ese sentido, desde la Unión Europea han ideado un nuevo concepto de documento de identidad, algo parecido a un pasaporte digital textil, por lo que es posible que tu próxima chaqueta tenga DNI. ¿El objetivo? Frenar la avalancha de ropa barata que llega desde el otro lado del mundo y que tiene un gran impacto en los desechos que generan los países europeos.
Un reto monumental sobre Shein y Temu
“En el planeta se tira un camión de ropa cada segundo”, recuerda Paloma García López, directora de The Circular Project. La frase puede sonar impactante y exagerada, pero lo cierto es que, si miras tu armario, puedes darte cuenta de que probablemente haya más camisetas que días del año. Según García López, este pasaporte digital podría ser “la gran esperanza del sector” para permitir saber de dónde, cómo y quién ha confeccionado cada prenda, facilitando que la entrada de prendas realizadas en talleres clandestinos pueda ser interceptada y no tenga ya cabida en nuestros armarios, así como seguir la pista de nuestras prendas para que terminen, como deberían, recicladas.
Se estima que solo el 1% del textil del planeta se llega a reciclar. El resto acaba en vertederos o incineradoras, que generan problemas más que obvios para el medio ambiente por su almacenaje y por los gases generados. Mientras tanto, los gigantes del fast fashion como Shein o Temu siguen fabricando a gran velocidad para seguir llenando armarios sin parar.
De hecho, en Europa, se estima que cada persona desecha unos 12 kilos de ropa y calzado al año y que la mayoría de esas prendas apenas se han usado un par de veces, ya que compramos mucho más de lo que somos capaces de usar. Paloma García López lo resume sin rodeos: “Se produce más ropa de la que el mercado puede absorber”.
¿Qué será exactamente este pasaporte?
Básicamente será una etiqueta digital, en forma de código QR o NFC, que acompañará a cada prenda vendida en la Unión Europea. Al escanearlo, cualquiera podrá saber de dónde vienen sus fibras, quién la cosió y bajo qué condiciones. No, parece que no habrá escapatoria, pues todo quedará registrado. Una radiografía completa que puede convertir al consumidor en un detective sostenible. El sistema parece que será obligatorio a partir de 2026 para algunos sectores, como el de la ropa laboral, y en 2030 para todo lo que se venda en territorio europeo.
Se estima que solo el 1% del textil del planeta se llega a reciclar. El resto acaba en vertederos o incineradoras, que generan problemas más que obvios para el medio ambiente por su almacenaje y por los gases generados. Mientras tanto, los gigantes del fast fashion como Shein o Temu siguen fabricando a gran velocidad para seguir llenando armarios sin parar.
De hecho, en Europa, se estima que cada persona desecha unos 12 kilos de ropa y calzado al año y que la mayoría de esas prendas apenas se han usado un par de veces, ya que compramos mucho más de lo que somos capaces de usar. Paloma García López lo resume sin rodeos: “Se produce más ropa de la que el mercado puede absorber”.
