El Real Valladolid consiguió una victoria muy importante ante una AD Ceuta débil, que no supo cómo combatir a un Pucela intenso. El equipo blanquivioleta logró, por tanto, empezar con buen pie una temporada 25/26 con la mirada puesta en el objetivo de luchar el ascenso, pero con una necesidad imperiosa por asentar automatismos para que el equipo pueda crecer y vislumbrar su nivel máximo.
Más allá de varios periodos de menor influencia en campo rival, el Valladolid fue muy superior al Ceuta, en un partido en el que la renta de tres goles acabó sabiendo a poco tras las numerosas ocasiones erradas por parte de los blanquivioletas. Ante esa realidad y la debilidad del contrario, solo queda pedir calma ante unos primeros tres puntos que aumentan la fe en el proyecto y dan una semana más de tiempo para seguir trabajando en ese nivel óptimo y en esa mejora de la plantilla para encarar la campaña en LaLiga Hypermotion.
En la búsqueda de las razones que impulsaron la primera victoria del Valladolid en Segunda División en el José Zorrilla, exponemos las tres claves fundamentales para entender lo que sucedió en el estadio del Pucela, ante este primer rival visitante en la categoría de plata en un partido entre Valladolid y Ceuta que se saldó con el tres cero final para la victoria blanquivioleta.

Calma e intensidad
Tanto en la primera parte como en la segunda, el Real Valladolid de Almada pudo dejarse llevar por la insistencia inicial del rival, que quiso dar ese empuje inicial con varias acciones que el Valladolid pudo neutralizar con cierta solvencia. Aún así, el Valladolid conservó la calma.
Una tendencia nada típica del equipo vallisoletano (en cuanto a las últimas referencias) y que con respecto al comportamiento del equipo, muestra un signo de madurez importantísimo que puede ser clave ante rivales de más entidad. El Ceuta fue apagándose y, más allá del acierto del Pucela para crecer tras robo, dejaron facilidades suficientes para que el equipo vallisoletano pudiera hacer valer una ventaja importante en el marcador.
Muchas ocasiones creadas
El Valladolid rompió una lanza a favor de un sistema que permitiera más presencia de jugadores en zona de tres cuartos, con Meseguer como pieza clave previa para iniciar jugada, un Chuki muy activo en la frontal y la siempre relevante contribución de Stipe Biuk, mejor en izquierda que en derecha una vez más, pero que fue el gran animador ofensivo del Pucela por iniciativa propia. En la primera mitad, casi todos los balones que le llegaron los mejoró para tratar de encontrar la vía de la oportunidad de gol.

Más allá de esa generación de ocasiones, sí se vio un Valladolid algo errático para cerrar las oportunidades. Con dieciséis disparos totales, cinco fuera y nueve a portería, el Valladolid solo fue capaz de convertir tres de esas ocasiones de gol. En el caso de Amath, que logró dos de los tres tantos, le faltó algo de capacidad para encontrar la opción de finalización más sencilla y, para Latasa, gran referente dentro del área rival siendo el autor de seis de los dieciséis disparos del equipo, solo le faltó la suerte, con un 50% de efectividad para encontrar portería y con cero rentabilidad de gol, en un partido de menos a más en el que supo ser el delantero aguerrido y luchador que quiere Almada. Toca pulir esa puntería para no dejar escapar tantas ocasiones.
Equilibrio defensivo
Más allá de errores puntuales de concentración, la defensa del Real Valladolid supo vivir compensada y, sobre todo, muy atenta a la realidad de una AD Ceuta que, con sus armas, quiso inquietar a los blanquivioletas. Más allá de las citadas facilidades que dieron en salida de balón, el conjunto caballa tenía varias fórmulas para tratar de encontrar caminos a la portería de Guilherme que no pudo explorar con acierto ante una zaga equilibrada, bien manejada por un Pablo Tomeo especialmente sensato y acertado, que dirigió la línea defensiva con mucha efectividad, tanto en posicionamiento como en ganancia de duelos.

En ese sentido, se muestra un avance claro con lo visto en pretemporada en un primer duelo que refuerza al nuevo central pucelano y que facilita que vaya tomando forma la defensa del equipo. Incluso David Torres, una de los jugadores que generó más dudas en los partidos de preparación, estuvo atento a los cortes y fue útil desde esa movilidad que le caracteriza en la zaga. Los laterales, mejor Iván Alejo que Guille Bueno, aunque en un partido en el que ambos lograron aprobar y mostrar que Almada tiene claro dónde quiere a los carriles defensivos, siendo Alejo uno de los jugadores más presentes en la creación de juego ofensivo por parte del Pucela.
