Siendo dificilísimo ponerse delante de la televisión para ver de nuevo el Real Valladolid – FC Andorra del pasado sábado, lo cierto es que es algo necesario para poder seguir con una serie que, para Blanquivioletas y para mí en particular, es un acuerdo ineludible. En una nueva derrota, hacemos, como cada jornada, un nuevo repaso del último partido del Pucela para sacar los que para mí son mis tres favoritos de entre todos los participantes en la caída ante el Andorra de la Jornada 18, esta vez en el José Zorrilla: Julien Ponceau, Pablo Tomeo y Chuki.
Ponceau, el único verdaderamente salvable
El aporte de Julien Ponceau, más allá de lo que sabemos desde hace semanas, es inmejorable. Puede parecer un trabajo no demasiado lustroso ni brillante, pero es el jugador que mejor entiende el ritmo que ha de llevar el equipo. Sí, es un jugador que, a menudo, ralentiza la jugada, pero en un altísimo porcentaje solo es así porque es necesario hacerlo. De hecho, en sus pies están algunas de las mejores y mejor trabajadas jugadas del equipo.

Es poco debatible que, con un jugador como él en la base, el Valladolid parece poder tener una capacidad mayor para mandar (aunque finalmente no lo haga). En el duelo ante el Andorra, fue capaz de dar el penúltimo pase en cada jugada de peligro. Ya es oficial que Ponceau ha renunciado a salir en las fotos para mejorar sustancialmente al equipo blanquivioleta con su juego. Algo que, sin duda, se trata de un aporte de valor para un conjunto pucelano que apenas tiene capacidad para demostrar creatividad.
Tomeo, sin finura pero con efectividad
Ganar duelos siempre está bien y no fallar pases está aún mejor. Sobre todo cuando eres uno de los jugadores más importantes en salida de balón. La verdad es que, en un partido en el que el Valladolid fue tan impreciso en general, especialmente en la segunda mitad, es clave el papel de un jugador como Pablo Tomeo. El central del Real Valladolid tiene claridad suficiente para repartir el balón y dar ese primer pase preciso para no darle oportunidades al rival.

Más allá de la descompensación defensiva ante Minsu en el 94, donde ambos centrales no miden la posición correctamente ante la velocidad del surcoreano, Tomeo (y Torres) fueron bastante llamativos en cuanto a sus acciones. Los centrales fueron bastante más fiables de lo que acabó siendo el propio equipo blanquivioleta. Y todo se basa en que una sola ocasión clara en la segunda parte, en los minutos de descuento, bastó para que el marcador señalara una nueva derrota del equipo. Elegir a Tomeo es de ley por su trabajo para prevenir, en todo momento, las ocasiones del Andorra.
Chuki, a pesar de todo
No fue el mejor partido para que el canterano del Real Valladolid se luciera, la verdad, pero sí tuvo criterio para poder multiplicar las opciones en banda diestra junto a Peter Federico e Iván Alejo. Esa conexión en banda es un potente recurso que le regala opciones a Chuki para crear jugadas que puedan potenciar las opciones del equipo.

Así fue durante la primera parte, pero, más allá de ese rato, la realidad es que no fueron capaces de encontrar las vías para generar peligro. El Chuki que conocemos sabe hacerse clave, sobre todo en esos metros finales, pero el del otro día ante el Andorra se quedó sin pilas. El canterano se fue apagando claramente a medida que el equipo fue perdiendo protagonismo y estructura. Chuki no ha acabado por dar un paso adelante necesario para poder potenciar su figura como futbolista en este Valladolid. Todo eso a pesar de haber sido uno de los mejores sobre el césped en el último partido en Zorrilla.
