El Real Valladolid volvió a exhibir su doble cara en El Plantío, esta vez en un derbi ante un Burgos CF que lo puso al límite durante varios tramos del encuentro pero en el que supo no flojear. El equipo de Guillermo Almada se llevó la victoria por la mínima, pero, aunque el resultado no debe ocultar las dificultades que encontró para imponer su plan, el equipo recuperó la identidad de las primeras jornadas y las buenas sensaciones de las mismas. Aunque faltó claridad con balón en muchos momentos, el Pucela resistió, tiró de oficio y volvió a apoyarse en la solidez defensiva y en su capacidad para desarmar al contrario en su zona.
El triunfo, más sufrido que brillante, ofrece margen para el optimismo pues el conjunto blanquivioleta supo adaptarse a un contexto hostil y mostró carácter en el tramo final, dando ciertas señales de madurez competitiva. Falta continuidad en el juego, pero se percibe una base sólida sobre la que construir. Hacemos, como en cada jornada, el repaso del partido para sacar tres favoritos entre todos los participantes en esta nueva victoria del Pucela, esta vez fuera de casa, en la Jornada 9 ante el Burgos CF: Guilherme Fernandes, Stanko Juric y Chuki.
Guilherme, líder indiscutible
En una tarde de tensión en El Plantío, el Real Valladolid volvió a llevarse los tres puntos gracias a Guilherme Fernandes. Desde el pitido inicial su presencia fue decisiva, por sus dotes de mando y por la calma que transmite en todo momento. De hecho, si durante el primer tiempo apenas tuvo necesidad de parar, sí se mostró seguro en cada salida y en cada acción en la que el achique de espacios era necesario. En las pocas acciones comprometidas que generó el Burgos, supo mantener la compostura y empujar, con su liderazgo, al equipo arriba.
La segunda mitad le exigió muchísimo más. Con el marcador aún apretado, el Burgos protagonizó llegadas peligrosas que pusieron a prueba la resistencia blanquivioleta a través de su portero, con paradas salvadoras que mantuvieron la ventaja en el luminoso. Más allá de las acciones que evitaron el empate cuando el dominio local les acechaba con insistencia, la realidad es que Guilherme es un seguro.
Su capacidad de reacción vuelve a marcar la diferencia, pero su forma de entender el liderazgo, en un equipo lleno de jóvenes, es oro puro. El guardameta ejerce de Capitán del barco tras una defensa que confía plenamente en la guía y en el mando de un Guilherme que le ha dado ya mucho al Real Valladolid con menos de diez jornadas disputadas y eso le está consolidando como uno de los ejes del proyecto de Almada.
Juric, la plataforma desde la que empezar el viaje
En un partido de alta exigencia en El Plantío, el Real Valladolid volvió a encontrar en Stanko Juric ese punto de equilibrio que sostiene al equipo sin reclamar demasiado protagonismo. El croata fue de nuevo el engranaje que permitió al bloque de Guillermo Almada presionar más arriba, recuperar metros y tener presencia constante en campo rival, tras un breve periodo lesionado que han llegado a dificultar estas labores al conjunto pucelano. Desde su posición de mediocentro, se comportó como un ancla fiable, dando sentido al juego y estructura al equipo, siendo la base desde la que mirar a otros destinos.
Es innegable que la falta de Juric se notó en los partidos previos. Es un jugador que, más allá de cortar líneas de pase y anticiparse, da cierta calma a nivel táctico. Sin tener una lectura del juego como para creer en él como figura en asociación o salida de balón, Juric es clave para equilibrar al Real Valladolid en un partido en el que se volvió a ver esa presencia continua en campo contrario.
Con el Burgos intentando intimidar, la función de Juric fue impedir que el equipo creciera por dentro, evitando que los locales encontraran continuidad en la circulación y tuvieran que salir por fuera. Sin grandes gestos, Juric volvió a ser uno de los termómetros del equipo, pues su aportación dio más que consistencia a la idea de Almada y confirmó que su papel como ancla en mediocampo equilibra y da sentido a toda la idea que intenta trasladar el técnico uruguayo.
Chuki, respuesta necesaria a la falta de ideas
El Real Valladolid volvió a encontrar la diferencia en el talento de Chuki. El joven mediapunta vallisoletano asumió una vez más el papel de agitador y acabó decidiendo un derbi castellano que necesitaba una chispa de su calidad. No es poca cosa, pues no es la primera vez que Iván San José consigue dibujar la victoria para el Pucela, haciendo valer que su calidad es el punto necesario para hacer de un equipo normalito pueda soñar con algo más. Sin exagerar, la realidad es que Chuki tiene algo que pocos tienen en este equipo.
Aunque Tenés estaba sosteniendo muy bien las ideas en el juego ofensivo y liderando de manera eficaz cada acción, la irrupción de Chuki fue notoria, apenas una semana después de haber vuelto a demostrar que su movilidad, descaro y personalidad en cada toque suman siempre al Pucela de Almada. Un equipo con oficio, intensidad y físico, pero que necesita como el comer una pizca de desparpajo con balón e inventiva. Esa falta de ideas mostrada por el equipo a menudo puede tener una respuesta evidente en un Chuki que es capaz de ser mucho más que el animador de juego por momentos.
Su gol de falta directa ante el Burgos fue colosal y muestra que tiene un disparo arrollador, pero el Valladolid necesita más que eso en la figura de un mediapunta. Saber leer los espacios entre líneas, dar continuidad a las jugadas y ofrecer siempre una línea de pase cuando el equipo necesite ese oxígeno para transitar son funciones esperadas para que el equipo muestre una cara, hasta ahora, invisible.