Si ya lo dice Álvaro Rubio, no es fácil hacerle daño a este Celta de Vigo. Y es que así es. El equipo celeste está dejando una campaña llena de detalles más que llamativos para entender por qué están funcionando tan bien como equipo y dónde están las armas que están haciendo soñar al celtismo con objetivos muy alejados de los que eran habituales antes de la llegada de Giráldez. Y, a pesar de todo, hay una flaqueza que puede aprovechar el Real Valladolid… Incluso antes de salir al campo.
Es muy llamativo mirar las estadísticas del Celta de Vigo, ya que queda muy claro que sus virtudes se ven algo menos dimensionadas lejos de un feudo tan especial para su gente como sabemos que es Balaídos. Actualmente en el 9º puesto de la tabla de clasificación de LaLiga, el Celta mira a Europa con deseo y, en contra de lo que han sido sus dos últimos años, la salvación es pasado. La cosa cambia a mejor si miramos la tabla si solo contamos partidos en Vigo. Teniendo ese baremo en cuenta, el Celta sería cuarto en una clasificación con solo partidos en casa, solo por detrás de Real Madrid, Atlético de Madrid y Athletic Club.
El caso cambia si miramos los partidos ganados lejos de Vigo. En los 13 partidos disputados por el Celta fuera de casa, sólo una victoria, lo que lo convertiría en 17º en un hipotético campeonato únicamente celebrado en estadios lejos del feudo habitual. Curiosa realidad en la que el Celta presenta dos caras llamativas y que, de haberse convertido en un equipo más solvente fuera de casa, podría estar, no solo aspirando, sino dentro de los equipos para competiciones europeas en la 25/26.
Es ahí donde este Valladolid, colista en cualquiera de las dos realidades estadísticas imaginadas, podría rascar un buen resultado que encaminara un ápice de tranquilidad en la búsqueda del objetivo del Pucela. Una clave que da algo de esperanza a una meta difícil de lograr y que tendrán que luchar hasta que las matemáticas desbanquen al conjunto blanquivioleta de la carrera por quedarse en LaLiga.