Es curioso el caso de Iván Sánchez. Es un futbolista cuya contribución ha estado por debajo de lo esperado, pero la realidad es que se sigue esperando muchísimo de su rol en el club, por ser de los pocos a los que los entrenadores del Real Valladolid pueden situar con eficacia en el perfil derecho del ataque. Siendo Iván Sánchez un jugador que ha ido perdiendo eficacia para ser relevante en banda, con más peso como un jugador que lidie a pierna cambiada con ese viaje de fuera a adentro que siendo un extremo de desborde.
Lo curioso de Iván Sánchez es que ha visto una grieta en su dimensión como futbolista ofensivo en el Real Valladolid, por ser mucho más útil de segundas, en la segunda parte del partido, que cuando sale de inicio. Consiguiendo, no sólo generar dudas sobre la decisión de que sea titular, como su propia disposición como futbolista esencial dentro del once inicial, tal y como viene siendo habitual.
Por su capacidad para sumar en ese rol, emparentándolo quizá con la solvencia de Raúl Moro en la banda opuesta para poder ganar duelos en regate y verticalizar hacia portería, Iván Sánchez hace un viaje más centrado en el carril interior y en buscar ese pico del área, esa frontal desde la cual podría sacar mejor su rol como último pasador o lanzador desde el balcón del área. Un futbolista que necesita libertad para desarrollar su juego y que aumenta su presencia cerca de esas zonas.
Y, aún así, se está viendo que su contribución no es la mejor de inicio. La necesidad de tener un perfil en banda derecha que pueda aportar mejor rendimiento y, sobre todo, potenciar el resto de perfiles del equipo, empiezan a valorar la realidad de que, incluso un jugador como Darwin Machis, pueda ser tenido en cuenta para mejorar el papel del equipo. Sus minutos y su capacidad para ser un extremo a banda natural que imprime peligro por su desborde y buen pie, casi hacen olvidar que su presencia e implicación en el equipo no siempre han sido las mejores.
 
			