El Real Valladolid ha conseguido, con su poca puntería, hacer que las cosas que hace bien en esta temporada parezcan imposibles de valorar. Y en esa dura realidad, quedan muchas cosas que valorar que están opacadas en el día a día del club. El desastre clasificatorio oscurece todo lo demás pero lo cierto es que sigue habiendo muchas cosas destacables dentro de esa maraña de datos y resultados. Como esa capacidad para ser un equipo fuerte en materia defensiva.
Los datos esenciales de esta realidad se ven directamente en la tabla. El Pucela es el segundo equipo que menos goles ha recibido de toda la tabla. Solo Las Palmas está por delante en esa particular liga de los equipos menos goleados, seguidos por el propio Pucela y el Deportivo de la Coruña. Ese compañero, con 14 dianas en contra en la actual competición, es actualmente el líder de LaLiga Hypermotion. Una realidad muy diferente a la que vive, por sensaciones, altura en la tabla y pretensiones de cara a la 26/27.

Una rotundidad defensiva que ha dejado de ser tan habitual, sufriendo en las últimas semanas un bajón evidente y recibiendo demasiados goles en contra que han significado un serio varapalo al club blanquivioleta. Dentro de su caso particular con respecto al área rival, la verdad es que un gol en contra le pone siempre las cosas muy cuesta arriba a un equipo que apenas consigue marcar. Esa es la versión más lógica a la hora de entender que recibir goles cuando el Valladolid no tiene capacidad para revertir esos marcadores en contra es, claramente, peligroso.
Hacer las cosas bien y que no se gane
Las dudas son lógicas, pero la realidad es que, en contra de lo que muchos puedan pensar, se pueden hacer las cosas bien y que no dé para ganar. La situación actual del Real Valladolid tiene esa difícil dicotomía. Por un lado, la de ser uno de los equipos más exigentes en volumen de ataque, corrección en defensa y presión en campo rival, pero, a la vez, ser uno de el equipo candidato para el ascenso que menos puntos tiene y que peores sensaciones está dejando por esa dificultad a la hora de transformar dichos en hechos.

Y es que de ocasiones no se vive, es verdad, pero es una muestra más (y van unas cuantas) de que la suerte incide más de lo que parece en este deporte. Más allá de que a muchos no les guste hablar de suerte y creamos que todo tiene solución desde el campo de entrenamiento, la pizarra o el uso de los jugadores en el campo, lo cierto es que la valoración de lo que va de temporada del Valladolid sería muy distinta con apenas un puñado de goles más en el casillero.
Solo un equipo a la altura del Valladolid
Que los únicos equipos a la altura o mejor del Real Valladolid sean dos de los que viven en lo alto de la tabla parece que argumenta esa realidad de que al Pucela no le están saliendo las cosas pero su temporada no es un desastre. Los números del Deportivo de la Coruña, líder actual de la tabla, no distan mucho (o están por debajo) de los conseguidos a nivel estadístico por los de Almada.
Una realidad que no cubre otra. Y es que la necesidad de ir mejorando en otras áreas parece clave para que el Valladolid no deje ir la oportunidad de cumplir con sus objetivos a través de aquello que parece obvio, como la oposición a ser equipo de Primera División en 2026. Una quimera viendo la actual realidad goleadora, pero mucho más cercana comparando la realidad completa del equipo en comparación con muchos de sus rivales en la tabla.
