El mediocentro parece haber encontrado un hueco en el once titular después del aciago comienzo de 2014

Foto: Raquel Gómez
Hace poco más de un mes, servidora escribía aquí sobre Víctor Pérez. Para ello, utilizaba la metáfora de un regalo en la noche de Reyes. Los Magos de Oriente no habían traído a la afición blanquivioleta lo que había pedido. No era otra cosa más que la recuperación de los lesionados. Y uno de ellos era Víctor Pérez.
El manchego comenzó la temporada 2013/14 de la peor forma posible: lesionado. Lo que al principio pareció un pequeño contratiempo, se fue alargando y acabó donde nadie quería, pasando por quirófano. La agonía no hacía más que prolongarse y todo recordaba demasiado a 2013 cuando se rompió el peroné. La suerte no sonreía al de Albacete.
Pocos días antes de navidades, Víctor Pérez volvió al terreno de juego. Fue en Vallecas, en Copa del Rey. Esos minutos no fueron los mejores, aunque tampoco se le pedía que lo fueran. Pasaba el tiempo y el centrocampista apenas contaba con oportunidades. Ni disfrutaba demasiados minutos ni eran buenos cuando disponía de ellos.
Su presencia en el once titular era prácticamente nula. Juan Ignacio Martínez tampoco le daba oportunidades. En tres ocasiones, el alicantino decidió que fuera uno de los descartes por decisión técnica y viera el partido desde la grada. Otro golpe más para Víctor. Demasiados en tan poco tiempo. Uno de los pilares del ascenso ha pasado en dos temporadas de ser titularísimo a ser el descartado.
La fortaleza mental juega un papel muy importante en todo esto. Cuando trabajas sin recompensa parece que el mundo se viene encima con más facilidad y el sentimiento de inutilidad o de impotencia se agranda.
La que les escribe, como ya sabrán, es muy amiga del refranero popular. Por eso, al caso le vienen que ni hechos a medida dos concretamente. El tiempo pone a cada uno en su lugar y todo lo cura. Y con Víctor Pérez parece que se están cumpliendo.
Da la sensación de que el trabajo en cada sesión de entrenamiento ha sido bueno. Juan Ignacio Martínez lo ha valorado. Tras esa montaña rusa de suplente-titular-grada, Víctor Pérez volvió al once inicial ante la Real Sociedad en Anoeta y desde entonces ha jugado todo. Víctor junto a Álvaro. Como no hace tanto tiempo. Como en los partidos que tan buenos recuerdos traen.
Quizá su vuelta, para quedarse, se deba a una sola razón. Muy simple y muy obvia a ojos de todos. Juega en su sitio, que no es otro que el centro. Ni media punta, ni extremo, ni siquiera experimentando en el lateral: él es mediocampista. Esa es su posición y en el resto rinde como buenamente puede. Por eso, aún no había vuelto.
El partido ante el Almería hizo ver a todos, tanto a compañeros y cuerpo técnico, como a los propios aficionados que Víctor Pérez puede ser, de nuevo, importante. Porque, como Jaime dice, todos suman y todos valen en este equipo. Ahora es el turno de Víctor. Este hecho ha provocado que Fausto Rossi sea relegado al banquillo. El italiano ha rendido a buen nivel durante la temporada cuando era indiscutible. Ahora que llega el final, parece que se hubieran cambiado los papeles.
Esta permuta es positiva para el equipo, sin duda. Con este cambio, Víctor Pérez está más fresco que la mayoría de sus compañeros. Sus piernas acumulan menos minutos y kilómetros que las de otros jugadores. Algo que puede resultar crucial en esta guerra, que no es otra que la de llevarse como premio la permanencia.
