El Real Valladolid Promesas debuta este fin de semana contra el UD Ourense de Borja Fernández y lo hará con la pretensión de que los jóvenes pupilos de Javi Baraja progresen. Entre ellos, hay uno, Jesús Martínez, llamado a ser uno de los líderes de equipo, después de su experiencia pasada en el Barakaldo de Primera RFEF, donde jugó cedido la temporada pasada y disputó prácticamente una treintena de partidos; 29, para ser exactos. De toda la plantilla del filial, es quien más ha competido en una categoría superior a la Segunda RFEF… y eso se tiene que notar.
El centrocampista cántabro tuvo la ventana abierta durante todo el verano, y por ella llegaban cantos de sirena de otros equipos, de Primera RFEF e incluso de otros países, si bien el Real Valladolid siempre apostó por que se quedase. Lo hizo desde el principio, desde que se tomó la decisión de que no fuera parte de la preparación del primer plantel, como sí hicieron otros, y que podía haber parecido un titubeo que jamás ha existido: la intención es que sea importante, precisamente, por esa experiencia que viene de acumular, pero también porque antes de ese préstamo en el ‘Baraka’ ya había tenido ascendencia.
Jesús Martínez a las órdenes de Pezzolano
Jesús Martínez creció futbolísticamente hablando en el Levante antes de firmar por el Real Valladolid el verano de 2022, cuando recaló en el División de Honor después de ejercer de capitán granota. Su desempeño le permitió debutar en el Promesas durante aquella campaña, en la que poco a poco se fue convirtiendo en un pilar clave en su equipo, sólido en el centro del campo por su lectura del juego y también por lo aguerrido, incluso a pesar de que esto provocase que viera una docena de amonestaciones en su primer curso como blanquivioleta.
Su primera temporada completa en el filial no tuvo un contexto sencillo; fue la de la destitución de Julio Baptista y la irrupción en los banquillos de Álvaro Rubio, pero Jesús Martínez fue esencial en la franja ancha del campo con veintinueve apariciones y un rendimiento que le permitió asomarse al primer equipo. Fue durante el tramo final de campaña, en el que Paulo Pezzolano recurrió a él en un puñado de entrenamientos y en alguna que otra convocatoria para que completase su centro del campo, si bien no llegaría a debutar.
‘Il Capitano’
Entonces, en el segundo equipo, portó el brazalete de capitán en alguna ocasión, como había hecho en Orriols. Signo de la ascendencia de un Jesús Martínez cuyo compromiso con el Real Valladolid se vio ampliado después de alguna situación extraña provocada por su contrato anterior, al que Domingo Catoira parecía querer agarrarse y que terminó en renovación por otra vía, negociada y con otras condiciones, hasta el final de la campaña que va a arrancar; hasta el 30 de junio de 2026. Y se optó porque saliera cedido, a un Barakaldo que insistió desde el principio por su servicios, aunque luego no fuera titularísimo.
Terminada esta etapa, de vuelta a Valladolid, el mediocentro y su entorno han entendido que volver al Promesas no es un paso atrás, sino un impulso. El objetivo es volver a ser importante, como todo parece indicar que será para Javi Baraja, a tenor de cómo ha ido la pretemporada, y, dentro de lo joven que es la plantilla del filial, a sus 21 años, ser, de alguna manera un referente. Podrá erigirse ‘Il Capitano’, un futbolista comprometido y férreo, que incluso sin brazalete defienda el escudo y a sus compañeros con los galones que se ha ganado.
Una mirada al futuro
Por delante, por lo tanto, Jesús Martínez tiene un año estimulante, en el que terminar de ganarse bien que el Real Valladolid active el ‘+2’ de su contrato o ese lugar en una categoría superior que en algún momento su cabeza podría haber anhelado de cara a este curso. Como quiera que la apuesta de la entidad por Los Anexos parece clara, no hay que cerrar la puerta a lo primero si vuelve a rendir al nivel al que se le vio en la 2023/24, en la que la llamada al primer equipo fue con los nudillos firmes, con pasión, entrega y fútbol, que de eso se trata este juego.