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En busca de la felicidad de Djukic

por Jesús Domínguez
1 de septiembre de 2012
en Noticias
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El almirante manejará finalmente una plantilla como la que quería, de veinte más cantera. O no, porque al final no llegaron refuerzos y se quedan Manucho y Bueno.

 

Bueno DjukicVeinte y cantera. “Vamos a obligarnos a ello”, se llegó a escuchar, salido de la boca de Alberto Marcos, director deportivo. Para que las cuentas cuadrasen debían salir los seis proscritos y llegar al menos tres jugadores; a saber, un defensa, un extremo y un delantero.

Pero, un día por otro, los descartados seguían haciendo rondos en un palmo. Y como entre todos sumaban una masa salarial de dos millones y medio -euro arriba, euro abajo-, los administradores no permitían cerrar ninguna operación más con la que colmar los lógicos deseos de Djukic.

O sí. Porque Jorge Pulido estuvo a una firma de ser jugador del Real Valladolid. Como Dani Pacheco. Y si Borja Fernández y Adrián Colunga no fueron blanquivioletas fue por la enésima salida de tiesto de Ángel Torres, tal y como informa hoy El Norte de Castilla. Por tanto, quizá no estemos tan mal. O sí, pero aun así los administradores permitieron hacer un agujero más en el cinturón del club y meter más barriga si cabe.

El cierre de mercado ha puesto de manifiesto por enésima vez que las prisas no son buenas consejeras. El club, velando por sus intereses, apuró al máximo para perder entre poco y nada con aquellos con los que tenía todo por perder. Primero salió Jorge Alonso. Luego lo hicieron a medias Razak y Quique. Y, al final, Marquitos. Pero al final se quedan dos invitados forzados, con los que no se pretendía contar.

Ciertamente, la prórroga de la estancia de Manucho y Bueno no es sólo culpa del club. Como no lo habría sido la de cualquiera de los otros cuatro apartados. Aunque si no salieron antes fue, precisamente, por apurar tanto. Los jugadores, en el ejercicio de sus derechos, no pusieron tampoco mucho de su parte hasta ayer (quizá de ahí, también, que las llegadas no fuesen tal). Lícito, pero deportivamente extraño.

Miroslav Djukic había lanzado un aviso a navegantes el día anterior. “No hay marcha atrás. Si se quedan, que se atengan a las consecuencias”, vino a decir. Y, entre tanto, Jorge Alonso reconocía que era complicado que saliese, que el club no ponía las cosas fáciles y que su contrato era sagrado, fuese el Valladolid, el Racing o los dos los dispuestos/obligados a tenerlo en plantilla, algo que pensaban sus cinco compañeros en el ostracismo. Dicho esto, surge la duda: ¿Quién cedió al final?

De un modo u otro, y dando por sentado que el trato previo recibido por los cuatro rescindidos y los dos ‘inmóviles’ quizá no fue el mejor, al menos se puede rescatar que el Real Valladolid consiguió deshacerse de buena parte del exceso de equipaje, aquella que menos válida parecía para primera. Dicho lo cual, otra duda, ¿cómo de ‘pesados’ son Bueno y Manucho para Djukic?

La calidad de Alberto Bueno está fuera de toda duda. Djukic la conoce y reconoce. Pero Bueno no le gusta. Por una cuestión de intensidad y de feeling, que diría Pep. Diferentes hechos acaecidos la temporada pasada han llevado al serbio a no querer contar con el madrileño. Si la campaña de por sí va a ser difícil, el almirante quiere que no se lo pongan más complicado. Y Bueno, por ‘h’ o por ‘b’, puede hacerlo. Y Manucho… bueno, es Manucho.

Seguimos hablando del mercado y seguimos hablando de incertidumbres. ¿Cómo sentará al técnico tener que ‘tragarse’ a Bueno y Manucho? ¿Qué opinión le merecen sus ‘veinte más cantera’ finales? Anoche, tras el cierre del plazo, varios periodistas decían que no hay mosqueo, que Djukic es consciente de donde está y de lo que se ha hecho. Pero Dejan Ilic, su preparador físico, dejó una perlita en su lengua natal: “No trajeron nada. Nos espera un infierno de temporada”.

Djukic IlicNo tiene por qué haber un pensamiento único en el equipo técnico, claro. Mucho menos ha de creerse que Ilic actuaba de vocero de Djukic cuando habló con el pajarito Larry. Aunque es difícil imaginar a Miroslav enviando por WhatsApp caritas sonrientes a medianoche. Igual de extraño suena el hecho de que él mismo haya paralizado dos movimientos a última hora. Pero parece que así fue. Y que, aunque quizá no esté contento, tampoco está muy ‘mosca’. Pero, más allá de las entradas, quien escribe arde en deseos por saber qué piensa de las no salidas.

Volviendo al inicio, a la búsqueda de la felicidad, conviene reflexionar sobre algo. A mayores de los tres hombres que se pretendían iba a llegar otro. Al final no llegó ninguno, y todo por Adrián Colunga, que era el prioritario. Cuando Ángel Torres, presidente del Getafe, paraliza su llegada, alguien en Valladolid dice que entonces Borja Fernández tampoco viene.

Ese ‘doble o nada’ pasó a ‘todo o nada’ en manos de Djukic. Las operaciones de Pulido, cerrada hacía días, y de Pacheco, hecha un rato antes del cierre, dejaron de parecer buena idea. En caso de venir Colunga, Pacheco como complemento sonaba bien. Con el asturiano de azulón, pareció tan poco que al final fue nada. ¿Y Pulido? Igual. Como parte de un todo, pase; como ese todo, dio pereza firmarlo.

El mercado quedó cerrado para el tráfico entre clubes, pero sigue abierto para jugadores que estuviesen libres a las 23:59 de ayer. Si no ha llegado hasta ahora ningún mirlo blanco por esta vía, parece difícil que lo haga ahora, pero quién sabe… Si no se recurre a esta vía, una cosa está clara: en el mercado de invierno hay que afinar. Si los administradores lo permiten, claro, cosa que los malpensados -o no tanto, quién sabe- dicen que en realidad no lo habían, y que por eso no hubo refuerzos.

Al margen de la versión del club y de la que la desmiente, la valoración que se puede realizar en el capítulo de bajas no es del todo mala, toda vez que han rescindido cuatro de los seis que sobraban. Pero tampoco del todo buena, porque siguen dos jugadores a los que a priori se les reintegrará en el grupo como si todo hubiera sido una sueño de Antonio Resines. También porque en el filial siguen Tekio y Fran No, al contrario que Mongil, y porque a Navas no se le encontró una solución.

Con el canterano sigue la incertidumbre. Y seguirá. Su carta estaba marcada en dirección a Mestalla, pero al final cayó como otros tantos naipes del castillo, en su caso por un “quítame de aquí estos derechos de formación”. Por el momento, el dorsal 21 que le correspondía vuelve a estar vacante y él ya no tiene la consideración de profesional.

Salidas, estancias, fichajes parados, otros enviados al limbo… Situaciones varias planteadas en busca de la felicidad de Djukic. Un estado de ánimo pretendido pero, ¿alcanzado? Por el momento a ciencia cierta nadie lo sabe.

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