El pichichi del grupo V de División de Honor disputó sus primeros minutos en Segunda B. Enfrente tuvo a Valdo, ex de Osasuna y Levante entre otros, que debutó en Primera cuando el oscense ni siquiera había nacido

Los canteranos del Real Valladolid continúan con su progresión a pasos agigantados. No solo los que luchan desde el Promesas por dar el salto al primer equipo, sino también los que pelean por disputar minutos con el filial de Javi Baraja.
El último en tomar la alternativa fue Borislav Ivaylov, más conocido como Slavy. El delantero disputó sus primeros minutos en el empate ante el CD Izarra y se convirtió, así, en el tercer jugador del 2002 que debuta esta temporada en la categoría de bronce tras Iker y Castri.
El oscense, con catorce goles, es el pichichi del Grupo V de División de Honor, lo que le ha servido para acabar la primera vuelta como el mejor delantero de la categoría. En Estella, disputó los últimos quince minutos y, aunque no intervino mucho, fruto de la poca profundidad del equipo en el tramo final, mostró su personalidad e, incluso, llegó a pedirla en varias ocasiones.
Un cuarto de hora fue tiempo más que suficiente para que Slavy demostrara su presencia física y, junto a Miguel, dobló la amenaza en la punta de ataque. Ganó el único duelo aéreo en el que participó y se mostró activo en la presión de la salida del portero.
Además, le tocó enfrentarse a todo un veterano del fútbol, Valdo, ex de, entre otros, Osasuna y Levante. Este duelo dejó, además, una curiosidad añadida: cuando el extremo de origen caboverdiano debutó en Primera División con el Real Madrid, el blanquivioleta todavía no había nacido.
Un delantero que sabe sacar partido a su físico
La característica que más destaca de Slavy es su físico, imponente, que usa a su favor para imponerse a los defensas, así como en el uno contra uno. Es un punta fuerte que no solo convierte, sino que también genera ocasiones de peligro para sus compañeros y para sí mismo. Además, tiene buen juego de espaldas y presiona la salida de balón del rival, en una muestra de la intensidad con la que encara cada partido.
En el División de Honor, ha encontrado en Castri su mejor acompañante, lo que les ha permitido generar una sociedad que se entiende a las mil maravillas gracias a su buen nivel de compenetración. Los dos, al igual que el citado Iker, tienen mucho camino por recorrer, toda vez que los tres son juveniles de segundo año. De momento, han demostrado con el filial que los escalafones inferiores también llaman a la puerta.
