Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Ganar, ganar y ganar. No puede haber otro pensamiento en la mente del Real Valladolid. Ya no es cuestión del topicazo de una final, sino que faltan cuatro partidos y los blanquivioletas se encuentran en descenso a tres puntos de la salvación. No hay más. Se trata de un choque a vida o muerte.
¿Y cuál es el rival esta vez? Un Espanyol que a priori está más que salvado visitará Zorrilla en una situación similar a la que tuviera el Celta el pasado lunes. Otro contrincante más que asequible para, una vez más, tratar de dar el puñetazo sobre la mesa aunque esta vez sin otra posibilidad que no sea la de llevarse los tres puntos.
Eterna zona templada
Y decimos casi salvado porque, a pesar de su decimosegundo puesto y unos 41 puntos que ya querrían para sí muchos conjuntos de abajo, parece que para Javier Aguirre no es suficiente para asegurar la permanencia. El entrenador mexicano, a raíz de los últimos malos resultados, aseguró tras la derrota frente al Almería de la semana pasada que “estaban de nuevo en la mierda”, dando a entender que volvían a estar metidos en la pelea por el descenso. Ver para creer.
Bien es cierto que el calendario que les queda a los pericos no se puede tildar precisamente de sencillo –aparte del propio Valladolid, Osasuna y Madrid esperan en el horizonte-, pero las declaraciones son, cuanto menos, osadas. Eso sí, no son fruto de la casualidad. Tiene justificación el enfado de Aguirre después de cosechar solo un punto de los últimos quince posibles.
Ha sido el runrún comentado en Barcelona desde que el Espanyol consiguiera virtualmente la permanencia hace ya unas cuantas semanas. Tras una temporada tranquila –llevan instalados entre el octavo y el decimotercer puesto desde prácticamente el comienzo de la campaña-, a los blanquiazules se les ha acusado de conformistas por no pisar el acelerador en esta recta final para luchar por Europa League.
Y es que el Espanyol se ha dedicado a sestear estos días. El ya nombrado punto de las cinco últimas jornadas llegó tras un triste empate en la visita del Rayo a Cornellá – El Prat. Los dos partidos anteriores, derrotas por 0-1 y 4-1 ante Barcelona y Sevilla, respectivamente, y los dos últimos de estas pasadas semanas con la Real Sociedad, 2-1, y Almería, 1-2. Dejarse llevar, que lo llaman.
Tranquilidad goleadora

Ya había quién, incluso en contra de lo que decía su entrenador, hablaba de objetivos para la temporada que viene, nada menos que Europa. Así se expresaba Álex Fernández hace unos días, en consonancia a las exigencias de la afición. Pero primero paso a paso, y el siguiente está en Zorrilla. Si de algo pueden presumir los de Aguirre, asentando al fin en el banquillo perico y brindando tardes de mejor y peor juego a Cornellá, es de regularidad.
En gran parte, y como es lógico, con varios jugadores de calado y con dinamita arriba. Sergio García acumula doce dianas en Liga, pero Stuani –con seis goles, aunque no estará por sanción, Pizzi o Víctor Sánchez no se quedan atrás. No cuenta con grandes números goleadores el Espanyol, 39 tantos a favor por 46 en contra, pero es evidente que está cualificado para dar el susto.
Así las cosas, las posibilidades están claras. O la posibilidad, más bien. Tres puntos, y nada más. Esta vez sí que hay que echarle testiculina, por muy relajado que pueda o no venir el equipo perico.
Curiosidad del rival de esta jornada: Si bien es cierto que el equipo perico viste hoy día de blanquiazul, la primera vestimenta original del club fue amarilla. Esto fue así debido a que uno de los primeros socios regaló a la entidad una pieza de ropa de dicho color cuando acababa de fundarse. Pasado el tiempo el Espanyol adaptó a los actuales blanco y azul, los que llevaba en su escudo de armas el almirante Roger de Lauria.
