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La zaga pucelana vuelve a sonreír

por Álvaro García
3 de enero de 2013
Foto: El Norte de Castilla

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El Real Valladolid por fin goza de una buena salud defensiva y el trabajo de Miroslav Djukic ha conseguido que su equipo sea un duro rival al que es difícil hacerle goles. Este año pasado ha sido el de la consolidación de Marc Valiente y el de la aparición de Jesús Rueda.

 

Marc Valiente - Rueda2012 puede ser el año en el que por fin el Real Valladolid volvió a tener una defensa sólida. Tras varios años siendo una de las líneas del campo con más críticas y en la que parecía que ningún jugador era capaz de hacer olvidar a García Calvo, llegó un exdefensa central serbio para volver a poner orden en el sistema defensivo blanquivioleta.

Miroslav Djukic decidió poner Jesús Rueda, un mediocentro que nunca antes tuvo continuidad en el club, en el lugar donde él desarrolló su carrera, y acertó. Además, se notó la consolidación de Marc Valiente.

Ambos conectaron perfectamente y la zaga del Real Valladolid se convirtió en una referencia en la Liga Adelante por su seguridad y el buen trato que daba al balón, buscando siempre una salida limpia hacia el ataque.

Si bien es cierto que Djukic dio en la tecla con la pareja de centrales, quizás lo tuvo más difícil con los laterales. La salida de Barragán complicó mucho esa posición, ya que tras la marcha de Pedro López él era el único lateral derecho natural que tenía el equipo y, por tanto, Djukic se quedó sin jugadores en esa posición.

Tras experimentar con Tekio por banda derecha, el serbio finalmente se decantó por cambiar de lado a Balenziaga y que el ‘Expreso de Zumárraga’ pasara a ocupar el lateral derecho, dejando el lado izquierdo libre para Carlos Peña.

Por fin el Real Valladolid tenía una defensa estable y todos los aficionados eran capaces de recitar de memoria los jugadores de la retaguardia pucelana ya que éstos eran inamovibles salvo lesión o sanción, en ese caso los encargados de sustituirlos serían Juanito o el mismísimo Sisi.

La defensa fue una de las claves del ascenso ya que el equipo pucelano fue el menos goleado de la Segunda División y una vez consumada la vuelta a la élite del fútbol patrio los principales mimbres de la línea trasera del equipo se mantuvieron. Sin embargo, la ausencia de recambios provocó que en verano llegaran refuerzos.

RukavinaEl primer jugador en llegar fue Antonio Rukavina, el serbio se rencontró con Miroslav Djukic –Djukic fue su entrenador en las categorías inferiores de la selección serbia- para ocupar el lateral derecho del equipo y se ha convertido en una de las sensaciones del Real Valladolid y de la Liga BBVA, sobre todo por su buen tándem ofensivo que  conforma con el alemán Patrick Ebert.

La llegada de Rukavina ha permitido a Balenziaga volver a la banda siniestra y ha desplazado a Carlos Peña al banquillo. No obstante, el salmantino también ha disputado minutos, no solo como lateral izquierdo, sino también como defensa central, puesto en el que ha cumplido a pesar de suponer para él una novedad.

La otra llegada en defensa ha sido la vuelta del luso Henrique Sereno, jugador que ha llegado cedido del Porto y ha hecho que Djukic cuente con tres jugadores para la posición de central. Sin embargo, casi no ha tenido que decidir ya que las diferentes lesiones del propio Sereno, de Jesús Rueda y de Marc Valiente han provocado que el técnico serbio no suela tener a más de dos centrales disponibles por partido.

El rendimiento defensivo de los pucelanos en el año 2012 puede considerarse bastante positivo, ya que al buen nivel mostrado en segunda hay que sumarle los buenos números que registran en primera porque el Real Valladolid es, a falta de dos jornadas para el final de la primera vuelta, el séptimo equipo menos goleado de Primera División con veintiún goles recibidos en diecisiete partidos.

Por tanto, queda claro el Real Valladolid va por buen camino si quiere conseguir su objetivo de mantener la categoría y es que las estadísticas no suelen engañar y en ellas se ve que los equipos que no encajan muchos goles no suelen tener problemas a la hora de sumar los puntos necesarios que certifiquen su salvación.

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