Tres puntos y otro gol más de Guerra fueron los detalles positivos del encuentro ante el Zaragoza, pero una nueva lesión de Ebert terminó por empañar el partido.

Miroslav Djukic debió de irse a la rueda de prensa de después del choque frente al Real Zaragoza con sentimientos algo contradictorios. El Pucela acababa de encadenar su segunda victoria consecutiva en liga, afianzándose en los puestos tranquilos de la tabla gracias a los veintiocho puntos que acumula, por no hablar de un Javi Guerra que, esta vez sí, parece recuperado para las causa tras los últimos dimes y diretes de su posible salida en el mercado invernal.
El delantero estuvo peleón, con garra, y firmó unos primeros veinte minutos de partido dignos de sus mejores momentos en Valladolid, cuando lo extraño era que no marcase él.
Incordio continuo para la línea defensiva de los de Manolo Jiménez, Guerra se encontró con el palo recién comenzado el partido para después resarcirse con el gol apenas superados los diez minutos. La bestia parece haber vuelto.
Por esto, Djukic sonreía mientras subía los escalones que le llevaban a la sala de prensa, pero había un murmullo en su cabeza que no le permitía centrarse en su alegría. “Ebert, Ebert”, decía la molesta vocecilla. Y es que ese había sido el único lunar en un buen partido del Valladolid, la lesión del extremo alemán, la cuarta esta temporada.
No es el primer jugador en Zorrilla que, pese a mostrar gran calidad, tiene la desdicha de pasar demasiados partidos en el dique seco. Caminero tuvo también una época muy parecida a la que está pasando ahora Ebert, aunque la pregunta es el por qué. Podría deberse a una incorrecta alimentación, a un insuficiente calentamiento previo, debilidad muscular o, simplemente, mala suerte. También una mezcla de ellas.
La cuestión es que es bastante previsible que el ex del Hertha de Berlín pase unas semanas viendo los choques del Real Valladolid desde la grada. “Parece una nueva rotura”, dijo Djukic, ya en rueda de prensa. “Puede que sea cosa del destino”, deslizaría el propio Ebert, cabizbajo, después. Habrá que esperar hasta el martes, cuando se le realicen las pruebas pertinentes, para saber el alcance exacto de la baja.
Aunque Djukic también puede estar contento con otro detalle que pasó más desapercibido. Tal y como vino avisando durante la semana, el equipo jugó diferente debido a la ausencia de Víctor Pérez. Baraja, en un partido más que correcto, rompió la habitual formación de doble pivote del Pucela para situarse un poco más atrasado a Óscar, dejando en muchas ocasiones el peso de la basculación entre defensa y ataque a Álvaro Rubio.
El experimento salió bien, a ojos vista, y el equipo no sufrió especialmente en defensa, aunque sí hubo ciertos problemas al comienzo de la segunda mitad para enlazar bien las jugadas de ataque. De igual manera, y aunque en esta ocasión el desenlace haya sido positivo, no debe implicar que el Real Valladolid deje de buscar un sustituto para Víctor Pérez, y pronto, pese al buen papel del capitán Baraja.
