Daniel Larsson y Guillermo Molins, jugadores incorporados por el Real Valladolid y el Real Betis Balompié en el mercado invernal, compartieron vestuario en el Malmö durante dos temporadas y media.
Varios han sido los jugadores suecos que han pasado por España en los últimos tiempos. Henrik Larsson, Christian Wilhemsson, Zlatan Ibrahimovic, Henok Goitom, Patrick Anderson, Olof Mellberg… El hoy defensa del Villarreal estuvo a finales del siglo pasado y principios del actual enrolado en el Real Racing Club a la vez que en el Valencia se encontraba Björklund y en el Zaragoza Sundgren. Primero el también valencianista Stefan Schwatz y más tarde el meta realista Mattias Asper hicieron de las temporadas 1998/99 y 2000/01 las campañas en que más suecos ha habido en Primera División.
Desde entonces, varios compatriotas han pasado por la máxima categoría del fútbol español, con suerte más bien dispar, hasta la llegada en el mes de noviembre del Daniel Larsson al Real Valladolid. Dado que el Villarreal de Mellberg se encuentra en Segunda División, el delantero del Malmö se convirtió entonces en el primer jugador de su nacionalidad en la élite nacional. Pero ya no es el único, pues recientemente el Real Betis Balompié ha firmado a un segundo.
Guillermo Molins es un extremo de los de antes, de los que llegan hasta la línea de cal, muy técnico y veloz. Por la derecha, zona identificada en Heliópolis como la más débil del equipo, tal y como demuestra el hecho de que seis meses después de la llegada de Joel Campbell y Salvador Agra hayan arribado otros dos hombres que pueden ocupar el flanco diestro del ataque, el propio Molins y Dorlan Pabón, y se haya dado salida a Agra.
Para el atacante, de nacionalidad uruguaya, Heliópolis será una plaza en la que reivindicarse después de no contar apenas con minutos en su club de procedencia, el Anderlecht belga, entidad que posee aún sus derechos. Esta cuestión, no obstante, responde a que poco después de su llegada a Bruselas sufrió una grave lesión que truncó su evolución y lo mantuvo parado durante un largo periodo de tiempo.
La rotura de ligamentos que se produjo solo ocho días después de llegar a la capital de Europa le obligó a perderse la práctica totalidad de la temporada 2011/12, en la que sumó únicamente ciento sesenta minutos ligueros repartidos en cuatro encuentros. Este curso, ya recuperado y antes de vestir la zamarra verdiblanca, no le ha ido mucho mejor, ya que jugó apenas en siete partidos.
Antes de todo eso, el buen rendimiento que ofreció en Suecia provocó que el seleccionador de su país le llamase para vestir la zamarra del combinado nacional en hasta cuatro ocasiones, las mismas que ha sido internacional el otro sueco de Primera, el blanquivioleta Daniel Larsson. Pero no es la única coincidencia entre el uno y el otro, pues los dos se ganaron su oportunidad en la selección jugando en el mismo equipo, en el Malmö, con el que ganaron la Allsvenskan en 2010.
Incidentales, aunque no demasiado coincidentes

Hasta la marcha de Guillermo Morlins a Bélgica, el sueco-uruguayo y Daniel Larsson compartieron club durante dos años y medio. Desde el inicio de la Allsvenskan 2009 hasta el último partido del hoy bético, el doce de junio de 2011, cohabitaron en 55 de los 71 partidos ligueros disputados por el Malmö para sumar un total de 3.333 minutos juntos, si bien únicamente en diecisiete ocasiones jugaron los noventa minutos. El bético, además, sustituyó al blanquivioleta en dos ocasiones, y en otro enfrentamiento coincidieron, aunque sin coincidir.
Durante el primer curso jugaron 1.320 minutos juntos, repartidos en veintiún encuentros. Fue precisamente en esta temporada en la que Molins entró dos veces en sustitución de Larsson, la primera de ellas por lesión, uno de los motivos que provocaron que el tiempo de los dos sobre el césped no fuera excesivo, a pesar de la importancia que ambos tenían en su equipo.
La otra razón fue una tarjeta roja vista por el verdiblanco, que le hizo cumplir el consiguiente partido de sanción y, tras su cumplimiento, le llevó a sentarse en el banquillo durante cuatro partidos. Su vuelta al once, no obstante, coincidió con la mejor racha goleadora como profesional de Daniel Larsson, que anotó seis tantos en tan solo tres encuentros en los que, mientras tanto, Molins hizo uno y repartió varias asistencias.
La relevancia de los dos atacantes, real, fue mayor si cabe en 2010, año en el que el Malmö FF se alzó por última vez con el título liguero. En esa temporada fueron veintisiete los partidos -aunque solo ocho completos- en los que compartieron césped, 1.905 minutos en los que el actual delantero blanquivioleta hizo nueve goles y su compatriota seis.
Entonces, Guillermo Molins estuvo una semana fuera debido a una lesión, tras la cual fue suplente en varias ocasiones, si bien solo en una se quedó sin jugar. En una de ellas, entró cuando Daniel Larsson había sido retirado del césped. Sus actuaciones, sin embargo, no fueron por ello menos decisivas, tal y como demuestran sus números juntos, a los que hay que sumar tres partidos en los que marcaron los dos.
En la Allsvenskan 2011, la última en la que compartieron la zamarra del Malmö, Molins jugó nueve partidos antes de firmar por el Anderlecht. De esos nueve partidos, Larsson disputó siete, en los que coincidieron 506 minutos. Hizo dos goles, aunque no pudo celebrar ninguno de los dos con su compañero de fatigas en el campo. El extremo derecho, mientras tanto, celebró con el punta tres, dos de ellos a pase del blanquivioleta al Örebro de su nuevo compañero, Valdet Rama.
Desde entonces ha pasado más de un año y medio, en el que, por motivos lógicos, no se han vuelto a reencontrar sobre el terreno de juego, algo que podrían hacer este lunes en el Benito Villamarín. Dada la ausencia de Patrick Ebert, es bastante probable que Daniel Larsson disponga de minutos en el extremo derecho, puesto natural de un Molins que desde su llegada a Heliópolis no ha sido aún titular.
Lo sea o no en esta ocasión, es previsible que los dos suecos se encuentren antes o después del partido en el túnel de vestuarios y, animosos, llamen al reencuentro Sevilla. Por los viejos tiempos. Y por Suecia, país del que son los únicos representantes en la Primera División española.
