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Un Sastre trabajador

por Juan Postigo
6 de marzo de 2013
Foto: El Norte de Castilla

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El centrocampista mallorquín ha terminado de asentarse en el once del Pucela, merced de cinco titularidades consecutivas, pero no le ha resultado nada fácil.

 

Lluís Sastre“Llegar a Valladolid es un salto importante para mí, estoy pleno de confianza y con ganas de aportar”. Con esas palabras se presentaba Lluís Sastre en la Avenida del Mundial ’82, el que fuera primer fichaje del nuevo Real Valladolid en su retorno a Primera división.

El centrocampista procedente del Huesca, único club en el que había militado de manera profesional hasta entonces, aterrizaba por tres temporadas con intención de hacerse un hueco en un proyecto ilusionante.

Eso sí, Lluís era perfecto conocedor de que no sería fácil. Álvaro Rubio, Víctor Pérez, Neira y Baraja eran bastante competencia pese a lo corto de la plantilla. Pero supo tener paciencia. Víctor Pérez y Álvaro Rubio empezaron la temporada como titulares y él tuvo que seguir trabajando, a la espera de su momento.

No tuvieron que pasar demasiadas jornadas. En la quinta, en la visita del Pucela al Vicente Calderón, Djukic decidió que el balear había hecho suficiente para ganarse por primera vez un puesto en el once. Ya lo había avisado el almirante en el anterior encuentro, frente al Betis, cuando introdujo a Lluís en sustitución de Rubio en el minuto sesenta. Fue en ese momento cuando la mala suerte se cebó con él.

 

La primera en la frente

Se trataba del primer partido como titular de Sastre en Primera división. Dice el refranero popular que lo bueno, si breve, dos veces bueno. En este caso no. Lluís duró poco más de noventa segundos en el terreno de juego. Una jugada desafortunada en la que estiró la pierna, al suelo y lesión. La que iba a ser su primera gran titularidad en la liga de las estrellas se quedó en nada por simple mala suerte.

Lo peor estaba por llegar. Después de que el equipo hincara la rodilla frente al Atlético, el de Binisalem se sometió pasados dos días a las pertinentes pruebas médicas. Rotura de fibras, con estimación de cinco semanas lejos de los terrenos de juego. A Sastre le había mirado un tuerto.

El centrocampista no se rindió. Finalmente la rehabilitación y vuelta a la normalidad hizo que apenas se perdiera tres partidos de Liga, volviendo de nuevo a una convocatoria ante la Real Sociedad. No jugó, pero el tormento había pasado y tocaba volver a arrimar el hombro para conseguir una segunda ocasión. En su ausencia, la dupla formada por Víctor Pérez y Álvaro Rubio había vuelto a imponerse.

Los partidos iban pasando y el equipo sacaba puntos, manteniéndose en la zona templada de la tabla, lo cual provocó que Djukic no viese motivo para cambiar el mediocampo. Sastre entraba esporádicamente en algunos encuentros para dar descanso a Rubio, pero poco más.

 

Ahora o nunca

Lluís SastreDe repente, y sin motivo visible a la vista, el entrenador serbio decidió jugarse la mayor con Sastre. Entraría en el último partido antes del parón navideño contra el Barcelona. Lo cierto es que el mallorquín no terminaría de cuajar un buen partido, pero poco importaba. El Valladolid se comía el turrón a siete puntos del descenso.

El regreso del periodo navideño supuso una terrible noticia para el Pucela. Víctor Pérez se rompía el peroné en una jugada fortuita de un entrenamiento cualquiera. El manchego, que había jugado todo en Liga, se perdería cuatro meses de competición.

Fueron momentos de duda, con todo un pilar del Valladolid como era Víctor lesionado. Los primeros partidos los jugaría Sastre, pero pronto le quitaría Baraja el puesto gracias a la quinta amarilla que vería el mallorquín contra el Celta. El ex del Huesca tenía que volver a ponerse el mono de trabajo en los entrenamientos para recuperar la confianza de Djukic.

En lo que ya era un carrusel de idas y venidas en el centro del campo, Lluís regresó al once frente al Athletic. Ya por aquel momento la afición no terminaba de ver claro el tema de la sala de máquinas. El mercado invernal cerró sin que se encontrase un sustituto de garantías para Víctor Pérez y había que terminar la temporada con Baraja y Sastre, toda vez que Neira parece defenestrado para Djukic.

 

Presente perfecto

Llegó entonces el momento dulce de Sastre, que se prolonga hasta el presente. Cinco titularidades consecutivas, la última el pasado fin de semana ante el Espanyol, demuestran que se ha ganado el beneplácito del míster. La pareja formada por él y Álvaro Rubio supuso un tema de debate, ya que ambos jugaban al principio demasiado juntos y terminaban por anularse al tratarse de un perfil parecido, dejando pendiente de un hilo la fabricación de juego blanquivioleta.

Prueba de ello fueron los dos encuentros firmados por el Valladolid ante Betis y Atlético, lamentables en cuanto a creación y oportunidades. La confirmación de Sastre llegó en Vallecas. Por fin él y Álvaro separaron algo sus posiciones y abarcaron más campo, con lo que el Pucela volvió a desarrollar un juego rápido y vistoso.

Por fin Valladolid está viendo jugar al mejor Sastre desde que Marcos avalara su fichaje, además de asentarse el centrocampista en un puesto que ha sufrido varios contratiempos. El tema es que Víctor Pérez volvió a hacer carrera en un entrenamiento el pasado lunes, por lo que se espera que en poco más o menos de un mes vuelva a estar disponible. Justo el mismo mes que tiene Sastre para terminar de mandarle el mensaje a Djukic de que él sigue siendo el más válido por cualidades y, sobre todo, por trabajo.

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