Patrick Ebert y Antonio Rukavina son dos futbolistas que han llegado esta temporada al Real Valladolid, pero rápidamente han ido ganando importancia en el equipo hasta convertirse en los dueños de la banda derecha.
A falta de siete jornadas para que acabe el campeonato liguero, el Real Valladolid está rozando con las yemas de los dedos la permanencia en Primera División, y es que el equipo liderado por Miroslav Djukic está siendo una de las sorpresas agradables que nos está brindando esta Liga al estar a estas alturas con once puntos sobre el descenso y en decimotercera posición, situación muy diferente a la que se esperaba a principio de temporada, sobre todo, por la incertidumbre que ofrecía la plantilla.
Sin embargo, lo más bonito de la incertidumbre es que a veces va transformándose en sorpresa y posteriormente en confianza y este Pucela es un claro ejemplo de ello.
La campaña se inició con dudas respecto la plantilla y de si ésta sería capaz de competir en Primera División de tú a tú con sus rivales. Además, también existía el debate entre los aficionados de si la confección de este equipo era mejor o peor que en la temporada anterior ya que el pasado verano abandonaron la disciplina blanquivioleta futbolistas tan queridos como Sisi o Nauzet Alemán.
Por esa época también estaba en boca de todos la necesidad de buscar a alguien seguro para el lateral derecho ya que tras las marchas de Antonio Barragán y de Pedro López a la costa valenciana el equipo no había sido capaz de encontrar ningún lateral diestro, ya que ni Tekio, ni Felipe, ni Varela convencieron a Djukic y el serbio decidió jugar con Balenziaga a pierna cambiada. Este as en la manga solo convenció para Segunda División y tras ascender el fichaje de un jugador en esta posición se convirtió en un objetivo primordial y, de hecho, fue la primera posición en la que llegó un futbolista en verano, Rukavina.
De Rukavina a su llegada poco se sabía, salvo que su nombre era el mismo que el de Barragán, que venía de un segunda alemán, el Munich 1860, y que ya coincidió en ocasiones previas con Miroslav Djukic. Mientras el problema del lateral derecho ya estaba solucionado, el hueco que había en el extremo de esa misma banda seguía sin dueño, hasta que a finales de julio saltó la noticia de que el Real Valladolid había contratado a un alemán llamado Patrick Ebert. Del teutón tampoco se tenía entonces demasiada información, salvo que había sido recomendado por Iñaki Bea y que venía un poco pasado de kilos.
Ambos jugadores empezaron a contar rápidamente para Miroslav Djukic y la afición empezó a darse cuenta de que con ellos podría olvidarse tiempos pasados porque desde el inicio de temporada se vio que había una conexión especial dentro del campo entre los dos futbolistas y con el paso de las jornadas esta pareja se fue convirtiendo en uno de los tándem más de moda en el campeonato.
Un atacante que le gusta irse hacia al medio, con un lateral que le gusta atacar abierto en banda puede constituirse como un gran acierto o un auténtico fracaso, pero en este caso ha quedado patente que es lo primero ya que el serbio y el germano han sido capaces de funcionar a las mil maravillas, llegando a parecer, en ocasiones, que actúan como autómatas el verse en contadas ocasiones errores de entendimiento por la banda derecha, tanto en ataque como en defensa, evidenciando que son dos futbolistas trabajadores, explosivos y muy veloces.

Sin embargo, la realidad en ocasiones es cruel, y mientras Rukavina a estas alturas de temporada es el jugador con más minutos jugados, disputando todos los partidos, con un total de 2.775 minutos, Ebert por sus lesiones no ha sido capaz de disputar ni la mitad de los minutos que el serbio. Sin embargo, pese a la poca continuidad, sus números son más que aceptables. De hecho, está siendo uno de los jugadores más resolutivos del campeonato ya que lleva cinco goles y cinco asistencias en sus escasos minutos.
Los números de Rukavina, lógicamente, son más modestos debido a su posición más atrasada. Sin embargo, gracias a su gusto por el ataque, ha facilitado dos asistencias y ha anotado un tanto, que llegó en la famosa goleada al Rayo Vallecano por seis a uno, partido en el que su compañero de baile no fue Ebert.
Es evidente la importancia que están teniendo ambos jugadores en la buena marcha del equipo, sin embargo en los últimos partidos en los que han estado los dos sobre el terreno de juego, Djukic los ha separado y han estado jugando cada uno en una banda para poder aprovechar el buen disparo lejano de Ebert, pero este hecho no quita el buen hacer de dos futbolistas que llegaron en verano a coste cero y que pueden convertirse en dos pilares para el club o al menos colaborar en su mejora dejando dinero en caja.
