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Sevilla, capital de la descapitalización

por Jesús Domínguez
18 de octubre de 2013
Negredo Navas

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La entidad hispalense ha empleado en catorce fichajes y en el pase de Beto 36 de los 96 millones obtenidos por los ocho traspasos que ha realizado.

 

NegredoCuando uno se pregunta qué ha sido antes, si el huevo o la gallina, piensa siempre en el momento en que uno u otro elemento han sido engendrados. Pero no en Sevilla; en el Sevilla Club de Fútbol. Desde este verano, la entidad que preside José María del Nido, cuando alguien le plantea la dicotomía, piensa en la política de supervivencia que han tenido que llevar a cabo en el mercado estival.

No es que el conjunto hispalense contase con gallinas. No. Lo que había en sus filas eran gallos de pelea, y de gran calidad, pero como la crisis aprieta a todo el que juega a ser grande y no gana títulos ni va a la Champions, se encontró con la necesidad de vender a varios en una suerte de selección natural.

En el fondo es de ley: el jugador que ha alcanzado un grado importante de repercusión mediática y futbolística tiende a buscar un club acorde a sus características y aquellos equipos incapaces de acompañar a sus estrellas en el salto de calidad se ven obligados a desprenderse de ellos, por su alto caché.

A cambio, como hemos analizado ya, la dirección deportiva que comanda Monchi ha ido al mercado a adquirir huevos. Como si fueran hijos de semental, a varios se les barrunta una progresión tal que bien podrían ser, a la larga, iguales o mejores que aquellos que vienen a sustituir. Pero esa eclosión requiere tiempo. De momento, mal que pese en Híspalis, Kondogbia, Navas, Negredo e incluso Medel no hay más que uno.

Si la campaña pasada fue el Málaga quien se convirtió en el escaparate de todos, en esta ocasión ha sido el Sevilla Club de Fútbol quien se ha erigido capital de la descapitalización. Suena paradójico, y en realidad lo es, pero aunque haya entrado un buen puñado de euros en la cuenta sevillista, lo cierto es que, en términos meramente futbolísticos, nadie ha perdido tanta riqueza como el equipo de Emery.

Existe un refrán que habla de que un gasto excesivo se considera tirar la casa por la ventana. Su base se encuentra en la lotería y sus agraciados, que acostumbraban a lanzar por el tragaluz los enseres inservibles cuando conocían la buena nueva para salir corriendo a la tienda a sustituirlos por otros de mayor calidad. A pesar de haber hablado de riqueza, lógicamente ese no ha sido el caso del Sevilla.

Antes de llegar al ahogo, ante el incendio de las deudas, se ha visto obligado a sacar por la escalera de incendios aquellos útiles más ídem y a montar un mercadillo en el portal, a fin de obtener el dinero suficiente para, una vez los bomberos apaguen las llamas, volver a amueblar la casa; eso sí, de un modo más humilde, pues con el valor de cuatro bienes, por caros que fueran, debían hacerse con unos cuantos más.

De este modo, ha obtenido 80 millones de euros por las ventas de Medel, Kondogbia, Jesús Navas y Negredo. Pero, como siempre hay algún pícaro comprador que se fija en el reloj o en el collar del vendedor desesperado, los traspasos no se han quedado ahí. A cambio de Spahic, Luna, Campaña y Luis Alberto han recibido otros catorce millones, de manera que se han quedado a solo seis de alcanzar los tres dígitos.

De los 96 millones obtenidos por sus ocho ventas, el Sevilla ha empleado en sus catorce caras nuevas y en la propiedad de Beto –cedido el pasado curso- menos de la mitad, 36, exactamente. Esta cantidad, en caso de que hagan efectivas las opciones de compra que tienen sobre los derechos de Carriço, Nico Pareja y Mbia.

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En lo económico, por tanto, parece difícil hacer reproche alguno a la gestión de mercado de José María del Nido. En lo deportivo, han sido muchas las críticas que le han granjeado varios de esos movimientos por parte de la afición, toda vez que esta no entendía como perentoria la necesidad de deshacerse de varios de los activos vendidos.

No obstante, por impopular que fuera el resultado final del mercado, conviene matizar que Gary Medel, por su indisciplina y carácter díscolo, era considerado prácticamente un activo tóxico, además de que el precio pagado por el Cardiff galés, probablemente, colmaba la mejor de las expectativas sevillistas. Y si Kondogbia se marchó, fue por su propio deseo, previo depósito de la cláusula de rescisión en la Liga de Fútbol Profesional.

En lo relativo a Jesús Navas y al resto de canteranos traspasados, el motivo de la venta no ha sido tanto la cantidad a percibir como compensación como el hecho de que, por ser precisamente eso, canteranos, el beneficio es absoluto; esto es, al no haber tenido que desembolsar el club dinero alguno por hacerse con ellos, no entra en juego el concepto de amortización analizado en la semana previa al envite contra el Atlético de Madrid, de manera que, como la de Negredo, desde el punto de vista empresarial, las operaciones son también intachables.

Pero fútbol es fútbol, claro. De modo que la cuenta de resultados económicos no es la única a la que se ha de prestar atención. Para la afición sevillista, que -como cualquier otra- bastante tiene con cuadrar los números en casa, la pérdida de potencial es evidente. Será el paso de las jornadas el que decrete si, además, ha sido también determinante de manera flagrante. De ello, como siempre, no dependen los nombres, sino que la pelotita entre.

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