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El empujoncito necesario

por Raquel Gómez
28 de octubre de 2013

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Después de levantarse contra el Sevilla y cuajar el mejor partido de la temporada en Vallecas, llega el momento de que la afición apoye al Real Valladolid a continuar caminando juntos hacia la salvación.

 

AficiónLa Real Academia Española define al sustantivo afición como “inclinación, amor a alguien o algo”. En el caso que aquí nos ocupa, a un equipo, el Real Valladolid, y a unos colores, el blanco y el violeta.

Al margen de la definición, muchos son los significados connotativos que se le pueden venir a la mente a cualquier persona en relación con ese vocablo. O bien se podría añadir adjetivos calificativos para darle el valor correcto o el sentido que el nombre afición tiene en el fútbol.

Por ejemplo afición fiel, entregada o entusiasta como positivos, o agorera, sosa… como negativos. De forma coloquial, se definiría como un conjunto de personas que van cada domingo (bueno, ahora lunes-martes-miércoles-jueves-viernes-sábado) al estadio a ver a su equipo, a animarlo, darle su aliento, disfrutar con los mejores momentos y levantar a los suyos cuando las cosas van mal, porque de eso es de lo que se trata. Y más de un cántico así lo dice: “Si te veo caer, te levantaré, ale Pucela, ale”.

Aunque a veces ocurre lo contrario. Son los propios jugadores los que, guiados por el amor propio que todos tenemos en nuestras entretelas, sacan la garra y el orgullo para hacer resucitar al propio equipo, y por ende a la afición.

Y eso es lo que pasó, ni más ni menos, hace dos fines de semana en Zorrilla contra el Sevilla de Emery. Tras la mala primera parte, algunos cambios lógicos de Juan Ignacio y la conjura para sacar al equipo adelante, los blanquivioletas lograr despertar al público más tedioso o convertir los discretos silbidos en sonoras ovaciones.

Los jugadores lo avisaron desde el minuto 46. Fue una especie de “esto no va a quedar así”, si bien muchos asistentes hicieron caso omiso y abandonaron su butaca antes de tiempo. Lo justo para perderse la reacción final del equipo, el buen gol de Manucho y el magnífico lanzamiento de falta directa de Ebert que hizo que el balón quitara todas las telarañas que podía haber en la portería de Beto.

Ese día, el equipo resucitó a medias, quizá por la tardanza de la misma. Aunque cuando de verdad renació fue en Vallecas, quizá el choque más completo de lo que va de campaña.

Foto: Marca
Foto: Marca

Era viernes noche, y pese a que el día había amanecido nublado y sin parar de llover en la capital de Pisuerga, este hecho no amilanó a los aficionados que decidieron estar presentes en el campo madrileño.

Desde el minuto cero del partido, e incluso antes con el recibimiento al autobús, los desplazados no dejaron ni un instante de animar. Cánticos, palmas, bufandas y banderas al viento para llevar al equipo en volandas. Para demostrarle que no estaba solo, como nunca lo ha estado. Y ese fue un ingrediente básico en el resultado final. Sintieron el aliento de la afición, esa que hace que saques fuerzas de flaqueza cuando no puedes dar ni una patada más.

El miércoles, el equipo vuelve a Zorrilla. La Real Sociedad medirá el estado tanto anímico como físico de los hombres de Juan Ignacio Martínez. A pesar de que se disputa en día de diario, será un buen test para comprobar cómo ha sentado la contundente victoria ante el Rayo Vallecano. Será momento para agradecerles el esfuerzo hecho y para darles el empujoncito necesario que propicie un triunfo en casa, que sería el tercero de la temporada y el segundo en Zorrilla.

Porque la doce no les puede dejar solos cuando día tras día –-con alguna excepción; dichosos problemas físicos…- ve cómo están defendiendo la camiseta que sudan. Y con unos cuantos problemas de por medio, como las lesiones están lastrando el devenir del equipo, tantas que el míster apenas ha podido repetir once en lo que va de temporada y ha tenido que recurrir a experimentos, porque no quedaba otro remedio.

Por historia, el Real Valladolid es un equipo sufridor, que está luchando hasta la última jornada por la permanencia. El objetivo solo se logrará si desde el primer minuto de cada partido la grada y los jugadores comulgan a la perfección. Porque son dos cosas, que por naturaleza, deben ir unidas. Y por propia definición también. Afición: amar a alguien o algo.

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