El filial blanquivioleta empieza a trabajar a las órdenes de Rubén de la Barrera con varias caras nuevas y varios jugadores a prueba

El Real Valladolid Promesas empezó a trabajar bajo el sol de Los Anexos con una intensidad que se hizo notar no solamente en las caras de fatiga de sus jugadores, sino también, y principalmente, en su nuevo entrenador, Rubén de la Barrera, quien no paró de aleccionar, corregir e introducir nuevos conceptos a sus nuevos pupilos; los que ya lo son, por contrato, los que pueden serlo, ya que pertenecen al juvenil, o los que podrían acabar a sus órdenes, al encontrarse a prueba.
Así, De la Barrera pronunció algunos nombres que eran nuevos no solo para él, sino también para el puñado de aficionados que se acercó a ver su primera sesión, ya que además de Ayub y Brian Oliván, recién incorporados como fichajes para la nueva campaña, resonaron los gritos que nombraban a otros jugadores, como el del africano Keita o el atacante juvenil Dani Vega, en el Liga Nacional el pasado curso, llamado a última hora para hacer la pretemporada con el filial y que, como Mario, Pelayo, Isma y Dani Hernández, militará en el División de Honor en el presente.
En las dos horas que el equipo estuvo sobre el césped de hierba sintética, que seguirá siendo lugar de entrenamiento y juego del filial blanquivioleta, hubo tiempo para empezar a familiarizarse con el ideario de De la Barrera. Se trabajó con intensidad la recuperación tras pérdida, la búsqueda de superioridades por el interior con los laterales y no dejaron de escucharse referencias a la amplitud, el hombre libre o el tercer hombre.
El trabajo físico específico, que tendrá su protagonismo en las diferentes dobles sesiones que hay planificadas este periodo de preparación, no fue nada comparado con el ritmo imprimido en los trabajos realizados de posesión en dimensiones cortas, que se acusaron en las piernas de los jugadores al término del entreno.
De la Barrera, en todos estos ejercicios, y aun sin tocar el balón, fue un elemento más. Vestido de negro y de corto, no dejó las correcciones un solo instante y tanto él como su segundo, Miguel Escalona, pararon en varias ocasiones el entrenamiento para dar indicaciones. Con todo, ya desde el primer momento se vio su carácter arrollador, hiperactivo, alejado del reposado de Javier Torres Gómez.
Lo que no quiere decir nada más que es eso, diferente en cuanto a personalidad, igual que en cuanto a estilo. Abrumador, de inicio, por aquello de que habla muy rápido e introduce mucha información en el mensaje, reconocían a la salida del entrenamiento varios de sus nuevos jugadores. Con rostro cansado, pero una esperanza, la de la permanencia, y una creencia: se van a divertir con el modelo de fútbol que plantea.
Por el momento ‘solo’ se han fatigado. Ya irán asimilando. Y entretendrán y competirán. Desde la primera sesión así lo busca con ahínco el nuevo técnico, que es además innovador en cuanto al modo de entrenar. Con Rubi en Mondariz y De la Barrera ya en Los Anexos, ya se puede decir: el binomio está en marcha; los JASP ya trabajan –mucho–.
