En la última visita de la UD Almería a Valladolid, el angoleño marcó su último tanto como local blanquivioleta
Aquel duelo ante el Almería se antojaba vital y como una final, es decir, como cualquier partido del Real Valladolid de Juan Ignacio Martínez. Era la jornada 31 de la temporada 2013/14 en Primera División y ya no había margen de error. Aquella victoria por 1-0 hacía salir del pozo al equipo blanquivioleta, aunque ya sabemos la historia de Vigo y, sobre todo, de Sevilla, ante un Betis ya descendido, con el fatídico 4-3.
Sin embargo, en una soleada mañana de un treinta de marzo, hace justo hoy dos años, nadie presagiaba que el Real Valladolid lo iba a tener tan cerca y que, más tarde, tiraría por la borda victorias como la de ese día o empates heroicos como el conseguido posteriormente contra el Real Madrid.
Manucho esa temporada no marcó muchos goles. A decir verdad, nunca ha logrado demasiados. De hecho, su mayor marca goleadora la consiguió en la temporada 2012/13, con ocho dianas. En su favor diremos que nunca fue un delantero anotador, ya que sus misiones siempre fueron y debieron ser otras.
Como lo fueron frente al Almería aquel día, además regadas con un gol. Relataba servidor en ‘El Detalle’ de aquel partido titulado ‘El Dios de ébano’: “En lo táctico, divide a las defensas, ya que un central, como mínimo, debe estar pendiente de él, o al menos a su lado, para en la mayoría de ocasiones perder el duelo aéreo con el angoleño. Además, si el Real Valladolid se planta valiente y Juan Ignacio Martínez así lo decide, él es el primero en acudir a la presión”.
Además, aquel día añadía que Manucho no solo corrió, sino que supo hacia dónde hacerlo, lo cual fue un gran logro en uno de los mejores partidos de aquella temporada del Real Valladolid.
Las lesiones y un trágico fin de temporada hicieron que ‘La palanca negra’ no volviera a marcar en Zorrilla en esa temporada y, probablemente, lo hiciera por última vez. Su último gol como jugador del Real Valladolid fue intrascendente, algo extraño pues, pese a su limitado número de tantos, estos solían ser de importancia. Fue ante el Celta en Vigo para maquillar aquel naufragio que acabó 4-1 y con Zakarya Bergdich llorando en el banquillo.
Recuerdos de otros tiempos que hoy, efeméride incluida, saltan a la mente. No sé si mejores, pero sí, al menos, en Primera División.