Tras muchos años de éxitos a nivel de clubes, Luis Enrique conoció en el día de ayer, el lado más cruel del fútbol. Después de coronarse tras vivir el mejor año de su vida como profesional junto a la temporada 2014-15, el asturiano soñaba con el Mundial de Clubes para cerrar el año por todo lo alto. De hecho, era lo esperado. Ante un Chelsea, a priori, inferior y tras dejar a equipos como el Bayern de Múnich, al Real Madrid o al Atlético de Madrid por el camino, los dos últimos con goleadas, todo apuntaba a que Nueva York sería testigo de la coronación del PSG como mejor equipo del mundo. Sin embargo, una primera parte de ensueño del equipo de Enzo Maresca sentenció a un equipo parisino que acabó muy tocado tras perder la primera final de la temporada.
Luis Enrique, derrotado
Por primera vez en mucho tiempo, vimos la peor cara de un ‘Lucho’ que se había acostumbrado a ganar prácticamente cada final. La de ayer, eran muchos los que creían que iba a terminar igual que las anteriores, incluso la propia historia, esa que a veces juega en tu favor pero que cruelmente puede convertirse en tu peor enemiga cuando llega el momento crucial y es precisamente lo que ha ocurrido en esta ocasión. Rey de casi cada final que ha disputado desde que comenzase su carrera como técnico profesional, hasta la final de ayer, el asturiano sumaba 12 finales ganadas de 13 disputadas. La última, la final de la Champions ante el Inter de Milán que acabó con aquel 5-0 que ya es historia de las finales. Un récord histórico a la altura de los mejores técnicos del mundo y de la historia. Sin contar aquella final de la Supercopa de España en la que cayó ante el Athletic Club por un global de 5-1. siendo esta la única mancha en el historial hasta la derrota de ayer.
Con dos tripletes bajo el brazo, el Mundial podría haber continuado el camino de cara a ese soñado ‘septete’, algo que nunca ha estado a la altura de nadie salvo del entrenador del PSG. Un logro que sobrevolaba al técnico y que el Chelsea acabó por disipar. Los ingleses, superiores de principio a fin, desquiciaron al entrenador hasta el punto de dejarnos una de las imágenes más desagradables de la temporada tras su incidente con Joao Pedro tras el final del partido. Una acción realmente lamentable que veremos qué consecuencias tiene. En cualquier caso, una imagen del técnico que nunca se había visto a nivel de clubes. No solo por esa agresión, sino por la falta de costumbres a la hora de perder finales. Un récord que tras lograr la doce de trece, ayer llegó a su fin.
A las 14 llegó la vencida
Tras un 91% de efectividad en las finales, la 14 acabó con esa racha que duraba más de 10 años. Hasta ahora, el técnico acumulaba siete victorias en finales con el Barcelona y cinco con el club francés. Con el equipo culé disputó tres de Copa, dos de Supercopa de España, otra de Europa, una de Champions y una de un Mundialito de Clubes. Todas acabaron en victoria salvo una derrota en la Supercopa de 2015. Mientras que con la entidad parisina ganó dos finales coperas, dos de Supercopa de Francia y la última de Champions ante el Inter. Todas, por supuesto, ganadas. Hasta la de ayer. Un récord histórico en Francia que llegó a su final tras esta final perdida. Un cinco de cinco que podría haber sido el seis de seis si no hubiese sido por el nivel tan alto de Cole Palmer, MVP del torneo.
Por supuesto, todo ello sin contar su periodo en la selección española, donde ahí sí, firmó su derrota como seleccionador ante Francia en la final de la Nations League. Una final recordada por aquella polémica entorno al gol de Kylian Mbappé y ese fuera de juego de Eric García. A esa hay que sumarle a la mencionada ante el equipo vasco, una eliminatoria que fue a doble partido.
 
			