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De resaca ante Osasuna: Lavado de cara, don de Hervías e indecisión

por Gonzalo Castro
16 de septiembre de 2019
Hervías

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Empate justo en el primer partido del Real Valladolid en su ‘nuevo’ estadio. Lo de Sergio buscaron con ahínco el gol y lo encontraron gracias a una genialidad de Hervías. También vio puerta el Osasuna de Arrasate, que hizo los mismos méritos para merecérselo que el Pucela. Masip y Blanco, los dos porteros, intervinieron poco pero fueron también decisivos. Reparto de puntos y a seguir. Siempre es positivo sumar. Cinco puntos de doce posibles. Es lo que hay, familia. 

 

Lavado de cara. 20.670 espectadores vibraron este domingo por fin en el Nuevo Nuevo José Zorrilla. Digo lo de “por fin” porque ya habíamos jugado tres jornadas lejos de casa y había ganas de volver. Digo lo de “Nuevo Nuevo” porque algo más moderno sí que parece. Un lavado de cara que ha durado unos tres meses y pico. El foso, icono del estadio blanquivioleta, ha desaparecido. Ya era hora de que se deshicieran de él. Apestaba a antiguo. Han quitado los míticos banquillos enterrados bajo el césped, no verlos me ha puesto melancólico, y han modificado la salida al campo por el túnel de vestuarios, que ahora resulta algo más original. Han cambiado la zona visitante (me gusta) y los bares (caros). No sé si será la nueva imagen, Ronaldo o la plantilla, pero la afición estuvo enchufada todo el partido. La unión hace la fuerza, pucelanos.

Don de Hervías. Pablo Hervías merece un párrafo aparte en esta contracrónica. La genialidad con la que los de Ronaldo y Sergio lograron batir a Rubén Blanco se la inventó nuestro protagonista. Un logroñés de 26 años que volvía a pisar el verde de un campo de fútbol después de 203 días. Su último partido lo jugó el pasado veinticuatro de febrero en aquella ya lejana derrota ante el Betis (0-2). Las lesiones han frenado la carrera de un crack que el curso pasado (en el Eibar hasta Navidad y luego en Pucela) solo disputó ocho partidos. Regresó este domingo, cuando a la hora de juego Sergio le ordenó vestirse de corto. Tan solo necesitó dos minutos para provocar una falta y marcarla por la escuadra. A más de uno le recordó a aquellos dos goles de libre directo (ante Sporting y Numancia) que supusieron el ansiado ascenso. Este chico tiene un don.

Indecisión. No es la primera vez que apunto en estas líneas que resulta igual de complicado elegir un once inicial que decidir a quién quitar y meter en el campo en mitad de un encuentro. Nuestro Sergio González mostró esta vez dos versiones. Dio en el clavo con Hervías, que vio puerta, y con Alcaraz, que mejoró a Míchel. Pero después, con el tercer cambio, la indecisión le pasó factura. Cuando anotó Hervías, Sergio puso a calentar a Joaquín, defensa central. Lo mantuvo calentado un cuarto de hora. Tardó en sacarle demasiado. Tanto que ni lo hizo. Cuando estaba ya listo para entrar en el partido, el gol de los de Arrasate le dejó con las ganas. Entró Sandro en busca de la épica. Cuestión de minutos. O de segundos. Si Joaquín hubiera entrado al campo una jugada antes quizá el Osasuna no hubiera marcado. Quizá… 

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