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Diego Mariño y el recuerdo que seremos

El Real Valladolid se enfrenta el domingo al guardameta gallego, un habitual en Segunda División tras su salida abrupta de Zorrilla

por Jesús Domínguez
17 de septiembre de 2025
Diego Mariño

Foto: LaLiga

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En el mundo del fútbol, como en la vida, hay quien actúa en su día a día pensando en el recuerdo que seremos y quien lo hace ajeno al qué dirán mañana de nosotros. Vaya por delante, hay quien cambia también, dado que no siempre somos los mismos ni tomamos las mismas decisiones según adquirimos experiencia vital. No por ello, no por saber que tampoco se trata de criminalizar, hay acciones que dejamos en el pasado que puede que no fueran realizadas de la mejor manera. Como sucedió hace ya más de una década con el adiós de Diego Mariño al Real Valladolid.

El hoy guardameta del Albacete Balompié, próximo rival de los blanquivioletas, permanece todavía en la retina de los añejos como un gran portero, que es lo que siempre ha demostrado ser, pero también como alguien que no supo gestionar de la mejor manera su marcha, abrupta al agarrarse de la noche a la mañana a una vía que bien es verdad que permitía su contrato, la de salir cedido a un equipo de Primera División después de ser parte del plantel que bajó -a imagen y semejanza de otros que vinieron después-, pero que, según defendió el club entonces, estaba fuera de plazo.

Más tarde, después de una primera temporada en el Levante, que es a donde se fue, el propio Mariño mostró su voluntad de volver y reconoció que su salida no había sido “la más idónea”, aunque, en un nuevo giro de los acontecimientos, se volvió a ir antes de que se abriera una brecha difícil de cerrar con una afición en la que, tras una primera y única temporada defendiendo el arco del Real Valladolid, se quedó con la sensación de que podía haber sido la historia de otra manera; de que podía haber seguido demostrando sus cualidades en Zorrilla.

Diego Mariño
Diego Mariño, en su etapa como blanquivioleta | Foto: Real Valladolid

De la experiencia de Mariño a un inicio titubeante

El guardameta gallego había sido en el Villarreal internacional en categorías inferiores con España hasta llegar a la sub-21. Esa vitola de joven promesa le valió en Valladolid para ser el elegido por Juan Ignacio Martínez más veces de las que el técnico optó por el veterano Jaime Jiménez, a quien relegó a un segundo plano. Así, disputó veintiocho partidos, en los que encajó 48 goles, y, lastimosamente, su rendimiento no sirvió para sostener en la máxima categoría al Pucela, donde sí seguiría él durante las tres temporadas siguientes: dos en Levante y una en Gijón.

En estos dos destinos descendería también a LaLiga Hypermotion, a la que se vería relegado una cuarta ocasión en las filas del Almería. No llegó al centenar de participaciones en Primera División, pero es todo un veterano en Segunda, donde superó los 300 partidos antes de llegar al Albacete, defendiendo la pasada campaña el arco del Granada. Tanto en el Nuevo Los Cármenes como anteriormente en el Real Sporting, tuvo etapas en las que fue uno de los mejores cancerberos de la categoría, por sensaciones y números, sobre todo los tres primeros años, en los que encajó menos de un gol por partido.

Como buen gallego, a buen seguro Diego Mariño tendrá morriña de esos tiempos, teniendo en cuenta que en cuatro jornadas ha encajado trece goles, más que nadie en este arranque de temporada en Segunda, cifra que se encuentra alejada de su homólogo Guilherme Fernandes y que habla de una fragilidad defensiva que empezó a recuperar el Albacete contra el Real Zaragoza… con Raúl Lizoain bajo palos y en su primera portería a cero del curso. Es, por lo tanto, un duelo de contrastes en este sentido, puesto que el Real Valladolid llegará como el equipo menos goleado al Carlos Belmonte.

Diego Mariño
Diego Mariño, en su anterior etapa en el Granada

Un clásico de Segunda

Tal y como destacaba en fechas recientes Besoccer, portal especializado en estadística deportiva, Diego Mariño es el portero con más partidos en Segunda División en este siglo XXI, un total de 316, señal del nivel que en la categoría ha ofrecido. Porque, aunque pueda sonar controversial decirlo, lo cierto es que esa calidad bajo palos y el rendimiento que ha dado en sus equipos prácticamente por sistema han invitado a que atesore la experiencia que hoy trata de aportar al equipo manchego. Pasara lo que pasase a orillas del Pisuerga, ese es el recuerdo que seremos, el de un buen portero que, en el ‘Alba’ quiere demostrar que sigue siéndolo.

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