El preparador físico explica después de la sesión matutina su papel dentro del engranaje del equipo, que debe aprovechar la pretemporada para “hacer grande la mochila y llenarla”

El primer equipo del Real Valladolid ha seguido este martes con su concentración en Mondariz con otra intensa doble sesión, como la primera, de predominio físico en la primera y con preponderancia para los ejercicios técnico-tácticos en la segunda. A pesar de que la exigencia continúa elevándose, por el momento la fatiga no ha dejado paso a lesión alguna, y entre entrenamiento y entrenamiento se ha repetido el trabajo de crioterapia en el río Tea con el fin de recuperar los cargados músculos.
Después de una primera toma de contacto en la ciudad del Pisuerga entre el nuevo equipo técnico y la plantilla, el preparador físico, Xabi Gil, ha empezado a cobrar protagonismo, algo habitual a estas alturas de la temporada, para así “tratar de hacer grande la mochila y luego llenarla”; o, dicho de otro modo, para tratar de mejorar el fondo físico del plantel de cara al exigente curso que se viene.
Después de una concentración en San Pedro del Pinatar, la pasada, el Real Valladolid ha vuelto a un lugar que le trae gratos recuerdos, el Balneario de Mondariz, donde se encuentra ajeno al mundanal ruido y en unas condiciones que Gil considera “ideales” para trabajar. “Están muy controladas las horas de descanso y la alimentación, que es algo fundamental para que los futbolistas sean capaces de asimilar entrenamientos con tanta carga física”, explicó.
A estas sesiones de “acumulación” le seguirán dos partidos que vienen a ser, para el ayudante de Rubi, dos “entrenamientos más”. Todo uno, provocará que “al final de la semana la fatiga aparezca de una manera muy notable”, algo que, dicho sea de paso, buscan, antes de volver de la concentración y empezar a “varias las sesiones” y prepararse para la competición.
Volviendo a la mochila, a ampliarla antes de llenarla, Xabi Gil explicó que la dureza de la Liga Adelante obliga a que “no haya que llegar al final de temporada con las reservas agotadas”. “Son al menos 42 jornadas y se puede hacer muy largo”, comentó un técnico que conoce bien la categoría y que trabaja día a día en idear, junto con el resto del equipo de trabajo, el plan perfecto para que las piernas no fallen en el objetivo del ascenso.
