El Real Valladolid Promesas perdió en casa frente al Atlético Astorga tras sufrir en sus carnes la ‘Ley de Murphy’. El conjunto de Javi Baraja cuajó una mala primera mitad, en la que se vio penalizado por dos errores, pero trató de levantarse y volvió a caer, boca abajo como la tostada con mermelada, cuando, en el segundo tiempo, tras reaccionar y llegar a marcar el gol que habría neutralizado el 0-2 con el que se fue al descanso, vio como este le era anulado y casi a continuación un penalti en área propia le asestaba el golpe definitivo.
El exblanquivioleta Canito trató de sorprender en el primer minuto con un saque de esquina directo que despejó Álvaro de Pablo de puños. Tras esa tímida amenaza, y a pesar de que el Astorga buscaba presionar alto, el Promesas se hizo con la manija. Sin ritmo de primeras, como pedía Javi Baraja desde la banda, pero queriendo igualmente ser profundo a través, sobre todo, del costado izquierdo, en el que Riki intervino con frecuencia en los primeros minutos, aunque sin llegar a acertar en el último contacto.
Superado el cuarto de hora, llegaría, ahora sí, algo más que un susto: el tanto visitante. Un balón largo de la defensa maragata superó a Arco, dejando a Ángel Cervero solo frente a Álvaro, a quien quebró antes de rematar ajustado -tanto que dio en el palo antes de alojarse en la red-. El 0-1 puso nervioso al filial, al que no le salió nada en los minutos siguientes. De igual modo, llevó al bloque bajo a los de José Luis Lago, lo que hacía que combinar en campo rival se antojase más complicado en ese contexto.
Todo esto se tradujo en una primera mitad de tenencia clara, pero sin llegadas excesivamente claras. Y es que, aunque con el paso de los minutos el Promesas pisó cada vez más la mitad de campo del Atlético Astorga, aún le faltaba algo; quizás una pizquita de suerte o quizás de acierto en el penúltimo toque. Lo mismo le faltó para defender otro balón largo al mismo sector izquierdo, en el que esta vez falló Hugo San, favoreciendo que Nistal asestara otro golpe antes del descanso en una situación similar a la que había propiciado el 0-1.
Del posible empate del Promesas al 1-3
La intención de Riki de Moraes tuvo premio al comienzo del segundo periodo, cuando por fin consiguieron los blanquivioletas trasladar el balón al último sector con peligro y el menudo extremo cayó dentro del área. El penalti que sufrió lo materializó Carvajal, al mismo lado al que se tiró Martín, pero tan ajustado que acabó en la red. El Promesas empujó incluso con diez, como se quedó varios minutos por la atención a Jesús Martínez, a quien Ivi Vales rompió la ceja. Pese a la inferioridad, una buena acción de Carvajal cayendo a banda terminó con una falta cerca de la cal que sonó a promesa de un resurgir.
La entrada de Tomy revitalizó al ataque, no tanto por sus contactos como por la doble amenaza que supuso y por la descarga de responsabilidades a Carvajal. El delantero acarició la igualada en un cabezazo a balón parado, en una buena pelota puesta por Sergi Esteban, si bien Martín se le impuso y pudo con su martillazo. Entonces, el Promesas ya era dueño del juego, y no solo del balón, sino territorialmente. Así, consiguió hacer un segundo gol, pero fue anulado por un presunto fuera de juego en el remate que dio la sensación de que no existió.
⏱ 55’ | 1-2 | Va Carvajal y… ⚽️ ¡GOOOOOL DEL PUCELA! ¡VAMOS!#pucela #RVPromesas pic.twitter.com/Q36lozfOBu
— Cantera Real Valladolid (@RVcantera) September 28, 2025
Cuando mejor estaba, se dio uno de esos momentos en los que, cuando algo puede salir mal, sale peor. Adrián Álvarez -otro exblanquivioleta- soltó un latigazo duro que Álvaro de Pablo salvó de que fuera el 1-3. En el córner que propició su paradón, llegó el penalti de la sentencia, que marcó Ayub. Fue como cuando haces tostadas con mermelada y se te caen boca abajo; el colmo del infortunio para un filial que para entonces estaba siendo netamente superior. Ese gol silenció Los Anexos y aplacó momentáneamente los ánimos de los de Baraja, que se volvían a ver muy lejos.
La prueba de esa mala fortuna fue que, en el minuto 83, en un córner, a Martín se le escurrió el balón de las manos, pero nadie estaba lo suficientemente cerca como para empujarlo a las mallas, y a cambio, sí había un zaguero por allí dispuesto a despejar. En el tiempo restante, el Real Valladolid Promesas no cejó en su empeño de buscar algo más, aunque ese corazón no compensó lo que el acierto no pudo dar; ni el propio en una primera mitad pobre ni el ajeno en ese gol que no subió al marcador y que a la postre el filial lamentó.