El Real Valladolid se aferra a conseguir la victoria en casa contra el Numancia para lograr reengancharse a unos play-off que ahora están a cuatro puntos

Bear Grylls, el famoso aventurero que protagoniza el programa ‘El último superviviente’ siempre consigue salir de los lugares más inhóspitos gracias a un transporte, que, por casualidad aparece en un punto determinado. Pues el Pucela es el último superviviente de la Segunda División.
Ha pasado por posiciones duras, se ha sentido casi noqueado, pero ahí va hacia el lugar marcado en la hoja de ruta. Los trenes que tenían que llevar al equipo a casa han ido partiendo a lo largo de la temporada sin los vallisoletanos a bordo. Ahora solo queda uno, un último tren. Si el Real Valladolid no lo consigue coger, no esperen más, porque los blanquivioletas se quedarán en tierra de nadie durante, al menos, otro año. Sobreviviendo.
Este Real Valladolid, como Bear Grylls durante sus periplos, ha sufrido muchas penurias durante el curso. Llegó a perder cinco partidos consecutivos y a situarse tan solo un puesto por encima del descenso y, sin embargo, justo ahí los de Paco Herrera aprovecharon el primer tren de la temporada y cogieron aire, el suficiente como para salir del bache con dos victorias ligueras consecutivas y cinco jornadas sin conocer la derrota.
Ahí se apearon de la maquina y empezaron un triste periplo irregular, de subidas y bajadas. El objetivo, no obstante, permanecía cercano y los blanquivioletas tan solo tenían que subir una resbaladiza cresta para poder ver, al otro lado, las vías que le llevarían a su destino, pero tan escurridiza era la tierra y tan poca fuerza tenía el equipo que cuando llegaban arriba volvían a caer. Y es que, volviendo al terreno meramente futbolístico, el Pucela lleva toda la temporada intentando cosechar tres victorias consecutivas y, siempre, sin acierto.
Ese dolor de cabeza ha provocado que el Real Valladolid no haya llegado nunca a traspasar, con claridad, la barrera que separa a los equipos de play-off del resto de conjuntos de la Liga 1|2|3. Bien es cierto que durante algunas jornadas el equipo consiguió pisar puestos de promoción, pero no era la hora de coger el tren, ya que había demasiados equipos juntos y ganar un día significaba subir dos o tres puestos y viceversa.
Y es que, este Real Valladolid ha tenido momentos clave en los que tuvo que dar el resto para, como Paco Herrera ha dicho en alguna ocasión, “pasar al otro lado”, para luchar por su asiento en un tren con overbooking. Uno de los partidos clave de la temporada fue contra el Real Oviedo en el Carlos Tartiere.
Los blanquivioletas venían de haber ganado a dos rivales directos, el Reus Deportiu –que por aquél entonces marchaba rozando los puestos de promoción– y el Cádiz. El Pucela cayó por la mínima, impidiendo sumar tres victorias consecutivas y cayendo fuera de un play-off que solo volvería una vez más.
En Getafe, un mes antes, al Real Valladolid le sucedió algo similar ya que, tras conseguir doblegar a Mallorca y Mirandés, los de Paco Herrera cayeron por tres goles a uno ante un Getafe que con su victoria amplió a seis los puntos de distancia con los castellanos.
Desde la jornada 21, cuando el Real Valladolid venció en Cádiz, el club afincado en la Avenida del Mundial 82 no ha vuelto a conseguir, siquiera, dos triunfos consecutivos, algo que si podría lograr este fin de semana en el derbi regional frente al CD Numancia.
Porque, tal y como el propio Bear Grylls ha dicho muchas veces en su programa, un superviviente no puede dejar pasar ninguna oportunidad y, sobre todo, tiene que aprovechar todo lo que tiene en su mano y dos partidos en Zorrilla consecutivos son una ventaja que hay que rentabilizar. Sobre todo porque no habrá más trenes.
