El Real Valladolid vuelve a enterrar los sueños de su afición en otro partido para el olvido
Foto: Víctor Álvarez
El dicho de ‘una de cal y otra de arena’ empieza a quedarse corto para describir la temporada del Real Valladolid en la 2015/16. El alcanzar las tres victorias consecutivas, lo cual sería simplemente una buena racha, para nada histórica, parece un hito descomunal de muy difícil consecución.
Antes de arribar Miranda de Ebro, el Real Valladolid se presentaba por tercera vez en esta temporada con la oportunidad de sumar tres victorias consecutivas. Las anteriores ocasiones habían llegado, primero, tras derrotar al Albacete por 0-1 y al Tenerife 4-1; y la segunda tras ganar al Mallorca 0-1 y al Córdoba por 2-0. Tras esas minirachas, llegaba su fin: 1-0 en Girona en la primera ocasión y 0-0 en Alcorcón en la segunda. La derrota, en este último caso, no llegaría hasta cinco jornadas después frente al Huesca.
Pudiera ser que a la tercera fuera la vencida, pero no. El Real Valladolid caía por 4-1 frente al Mirandés tras generar una ilusión y expectación tremendas con la excelsa victoria en Oviedo por 2-4 y la goleada frente al Llagostera (3-0).
Es imposible ascender a Primera División sin encadenar tres victorias seguidas. No es el análisis de la temporada del Real Valladolid tras el fin de esta, pero podría llegar a serlo. Son muchas las jornadas ya transcurridas, concretamente 31, y el conjunto blanquivioleta sigue dando tumbos por Segunda División.
Sumar y restar, restar y sumar, hace que te encuentres siempre en el medio, ni en vanguardia ni en retaguardia. Así, el Real Valladolid actualmente es decimotercero con 44 puntos. Cierto es que solo a tres de la zona de play-off, aunque este dato se deba a la igualdad y mediocridad que muestran los equipos que luchan por esas plazas. De todas formas, por delante del conjunto de Miguel Ángel Portugal se sitúan el Mirandés, Girona, Elche, Alcorcón, Lugo y Real Zaragoza, antes de llegar la zona noble de los seis primeros clasificados. Del ascenso directo es mejor no comentar nada.
Por eso, una vez más, el Real Valladolid la vuelve a pifiar. De nuevo, tras ilusionar a su hinchada, pero esta vez de una forma más cruel, tanto por la expectación generada como por lo dura que ha sido la caída. Con este panorama, los blanquivioletas no es que estén dando una de cal y otra de arena, sino que están enterrando en cal viva las ilusiones de una afición que parece tener vedado esperanzarse.