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Pucela Retro | Caminero, el viejo ídolo de las dos orillas

Fue más que un gran centrocampista: fue el puente entre el Real Valladolid y el Atlético de Madrid con un fútbol de seda y contundencia

por Miguel Ruiz
11 de abril de 2025
Pucela Retro | Caminero, el viejo ídolo de las dos orillas

José Luis Pérez Caminero

Otra copa rota

Esperpento copero en Portugalete

“Esto no es digno del Real Valladolid ni de su escudo”

La escasa distancia entre Madrid y Valladolid ha dejado viajes a uno y otro lado memorables. A veces para mejorar el equipo y, a veces, para hacer daño al Real Valladolid que, en medio de esa disputa eterna entre dos grandes realidades futbolísticas, suele ser el eslabón más débil. Caminero hizo un viaje de ida y vuelta llamativo, en el que logró ganarse a la afición de dos equipos, Pucela y Atlético de Madrid que vuelven a enfrentarse en LaLiga y que tienen un grato recuerdo de las jugadas de un futbolista mítico.

Nacido un 8 de noviembre de 1967 en Madrid, la realidad de Caminero fue un constante ir y venir entre dos ciudades. Valladolid y Madrid iban a estar presentes en su vida de manera clara, primero por su formación en el Real Madrid Castilla y, más tarde, por su consagración en la élite como futbolista rojiblanco Contraste claro entre dos equipos a los que solo renunció por los colores blanco y violeta. José Luis Pérez Caminero llegó a Valladolid por primera vez en 1989, procedente de La Fábrica y con ganas de deslumbrar.

Caminero era un futbolista versátil, de gran físico (era alto, superando el 1.85) y con capacidad para asociarse de manera sencilla entre líneas. Era un futbolista, por tanto, que dominaba con claridad el mediocampo, con esa pulida técnica para ser creativo y distribuir el juego y, a la vez, no escurrir el bulto del choque y del desempeño físico en un fútbol más crudo, en el que a los futbolistas se le pedía algo más que finura a lo largo de los noventa minutos. Y era capaz de dominar con solvencia en cada necesidad del partido.

Como ya hicieran otros antes, el talento de Caminero convenció en Pucela. Aunque no diera ese primer paso hacia la gloria como madridista, sí lo haría con un Valladolid que supo ver el talento de este futbolista a medio camino entre la presencia física y la habilidad para percibir e interpretar el fútbol con maestría. El equipo se hizo con sus servicios cuando Caminero sólo tenía 21 años y logró debutar en un Flamrun – Real Valladolid de la Recopa, entrando al campo por un mito eterno como Luis Minguela. Ese año, bajo la dirección de tres entrenadores a lo largo de la temporada (Skoblar, Moré y Redondo), logró sumar sus primeras buenas sensaciones en Primera División española.

En esa primera campaña 89/90, Caminero logró jugar 36 partidos como titular del total de 40 disputados en todas las competiciones. El equipo, por contra, se salvó de milagro del descenso de categoría, quedando solo dos puntos por encima del Málaga, condenado a la promoción junto al Tenerife. De esa manera comenzó Caminero una primera etapa vallisoletana que llevaría hasta el verano de 1993, donde Madrid volvería a tocar su puerta tras el ascensor que vivió el Real Valladolid, con el descenso de la 91/92 y el posterior ascenso de la 92/93. En ese primer tramo, 163 partidos jugados, con cinco goles anotados en su renta particular.

Es ahí donde el Atlético de Madrid, el club de su vida más allá del Valladolid, entra en escena, haciéndose con sus servicios a cambio de una costosa suma de 400 millones de pesetas de la época (algo menos de 2.5 millones de euros). En el Atlético de Madrid fue parte de un conjunto mítico poco tiempo después de salir de Pucela, ganando el histórico doblete del equipo colchonero en la 95/96, con Radomir Antic a los mandos y haciéndose con la liga de esa temporada, por delante de Valencia y Barcelona, ese año el Madrid acabó sexto) y la Copa del Rey (ante el FC Barcelona de Cruyff), con gol de Pantic en una recordada final en La Romareda que se tuvo que ir a la prórroga para encontrar ganador.

La vuelta de Caminero para su última y definitiva despedida

Pero el hijo pródigo de Madrid, afianzado como colchonero y madurado en Valladolid, quiso volver a sentir el calor del José Zorrilla, regresando al Pucela en la 98/99, poco después de que el equipo viviera algunas de sus mejores temporadas con Cantatore en el equipo y con la esperanza de volver a destacar. Ya con el croata Kresic en el banquillo, Caminero volvió a ser clave en el equipo blanquivioleta, esta vez con jugadores reconocidos dentro del plantel como César Sánchez, Torres Gómez, García Calvo, Alberto Marcos o los siempre recordados Víctor y Peternac. Entre ellos, sería pieza fundamental un Caminero que empezó como gregario para hacerse protagonista de nuevo, poco a poco.

Acabaría ese segundo idilio pucelano en la aciaga temporada 2003/2004, cuando el equipo volvió a descender a Segunda División, con Antonio Santos en el banquillo en el momento de la catástrofe, que había reemplazado tres jornadas antes a un Fernando Vázquez que no logró dar con la tecla. Ese Valladolid, con Bizarri, Fernando Sales, Sousa, Óscar o Losada en el equipo, ganó su último partido con solvencia sabiendo que la victoria no valía para nada por depender del resultado de un Espanyol que acabó condenando al equipo blanquivioleta. Un final amargo para un Caminero que, en su primera etapa, se despidió con un equipo saneado recuperando la Primera División y que tuvo que hacerlo en la segunda etapa con el amargo dolor de perder la categoría.

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