La del Real Valladolid y el RCD Mallorca es la historia de dos equipos que rara vez se han distanciado en sus enfrentamientos directos y que han compartido contextos similares a lo largo del tiempo. Desde la lucha por la permanencia hasta asaltos puntuales al sueño europeo, los dos se han enfrentado ya en 43 partidos en Primera División. En esa lucha, los bermellones suman 16 victorias, el Valladolid 15 y en 12 ocasiones se firmó el empate. Apenas cinco goles separan sus historiales (56-51) de goles a favor y en contra. Y eso, precisamente, es lo que convierte cada partido entre ellos en una moneda en el aire.
Es evidente que no hay un dominador claro entre dos equipos que, claramente, se miran con cierta sensación de haber competido mucho por los mismos objetivos aunque hoy, mirando la tabla y las sensaciones, la historia haya cambiado. En los últimos años, se han repartido alegrías. En la 19/20, el Valladolid firmó un 3-0 rotundo en Zorrilla. En la 22/23, se vio uno de los duelos más llamativos, con un 3-3 que fue puro vaivén.
Ahora, en pleno 2025, ambos llegan a este nuevo capítulo desde trincheras muy distintas y con un partido de ida en el que el Mallorca, hoy con la posibilidad real de engancharse a Europa, ganó al Valladolid por 1-2 en Zorrilla. Aún así, como tantas veces en esta historia común, el presente no lo dice todo. Porque entre estos dos, nadie manda mucho tiempo seguido.

Mallorca, competitivo pero sin pólvora
El equipo de Jagoba Arrasate ha sabido instalarse en la pelea por Europa desde el orden. Su Mallorca es un equipo serio, incómodo, que rara vez regala un partido. Pero su gran problema sigue siendo el gol. En los últimos diez encuentros de Liga, ha ganado dos, ha empatado cuatro y ha perdido otros cuatro. Compite, sí, pero le falta colmillo. La derrota ante el Girona o el reciente desliz ante el Barça han puesto en evidencia que el equipo se queda sin recursos cuando no aparece el gol. Y ya van trece partidos sin marcar esta temporada, una cifra que lastra cualquier ambición.
En Son Moix, la versión es más fiable, aunque no tanto como debería. En casa, el Mallorca ha ganado tres de sus últimos diez partidos, ha empatado cuatro y ha perdido tres. Es decir, no ha hecho del todo valer su estadio. El empate ante el Leganés o la derrota frente al Celta han generado cierta frustración en la grada, que sigue apoyando, pero nota que se escapan puntos ante rivales de menor perfil. Con 31 goles a favor en 34 jornadas, solo el Getafe y el propio Valladolid han marcado menos. Y así es muy difícil competir por Europa con regularidad.
Valladolid, en caída libre
El Real Valladolid llega a la cita con el descenso consumado, las heridas abiertas y la sensación de que el final ha sido más cruel por lo anunciado. En los últimos diez partidos ligueros, solo ha rascado un punto: aquel empate ante Las Palmas que sirvió para poco. Todo lo demás han sido derrotas, muchas de ellas dolorosas, como el 7-1 en San Mamés o el 5-1 frente al Betis. El equipo lleva sin ganar desde enero. Y aunque Álvaro Rubio ha intentado recomponer el ánimo, nada ha sido suficiente para frenar la caída.
Lejos de Zorrilla, la situación es todavía más desoladora. De sus últimos diez partidos como visitante, ha perdido nueve. Solo ganó en Vitoria, ante el Alavés, en un día aislado que ya parece muy lejano. En la mayoría de salidas, el equipo se ha mostrado superado desde el inicio, sin reacción y con una fragilidad defensiva alarmante. Ahora, con la Segunda División en el horizonte, al Valladolid solo le queda mirar al futuro con algo de autocrítica y mucha reconstrucción. Pero antes, quedan tres partidos. Tres oportunidades para no irse con la cabeza gacha. La primera, este sábado en Son Moix. Y aunque ya no haya nada en juego, la dignidad también puntúa.

			