Robert Kenedy está enfilando la puerta de salida del Real Valladolid. El jugador brasileño está cerca de irse cedido a Pachuca, club mexicano al que saldría, además, de manera inminente con motivo de su participación en el próximo Mundial de clubes que se celebra en junio, y que apremia a la inmediatez de esta y otras operaciones como la acometida por el Real Madrid por Dean Huijsen. De esta posibilidad ha informado durante la tarde del lunes Radio Marca Valladolid, que concreta la fórmula de salida a través de un préstamo con opción de compra.
De confirmarse, el Real Valladolid conseguiría resolver, de manera anticipada la primera patata caliente del próximo mercado, como lo fue de los anteriores. No en vano, su rendimiento paupérrimo, para nada acorde con sus emolumentos, invitaron a la entidad blanquivioleta a intentar empujarle a marcharse ya el pasado verano, cuando, sin embargo, Kenedy se aferró a su contrato y a la estabilidad adquirida en Pucela para rechazar irse.
Así, incluso, según pudo saber este portal, llegó a rechazar algunas ofertas que sí recibió, en contra de lo que podía esperarse por su rendimiento y de esos deseos de la entidad, que trató de buscarle acomodo en mercados diversos, tanto en su país como en la zona de Oriente. Asimismo, también en enero era el claro señalado para reducir la masa salarial del equipo y buscar unos refuerzos que, a la postre, no fueron de nivel ni siquiera con las ventas acometidas, entre otras razones, para compensar, precisamente, que siguiera permaneciendo en el club.
Los siete minutos de Kenedy
En la presente temporada, Robert Kenedy ha tenido solamente siete minutos: cinco contra el Celta, en septiembre, y dos contra el Villarreal, a finales de octubre (por tanto, hace más de medio año). Entre medias, 45 minutos en un amistoso contra el Leganés, durante el parón de ese mes de octubre, fueron los únicos que pudieron ampliar un bagaje escasísimo, y que responde a la sensación de desconexión que existe a su alrededor.
Si primero Paulo Pezzolano evitó alinearlo, no cambió en escenario ni con Diego Cocca ni con Álvaro Rubio, a quien se le ha preguntado en alguna ocasión por el brasileño. El entrenador uruguayo desveló más de una vez que estaba lejos de lo que quería, y tampoco con el argentino ni con el riojano se acercó al nivel óptimo necesario para competir en Primera División, donde todos los jugadores habidos y por haber en la plantilla del Real Valladolid han acabado jugando más (y ya, en las últimas jornadas, incluso algún canterano).
El gol perfecto no existe.
Robert Kenedy: pic.twitter.com/nfDRTWOS54— Real Valladolid C.F. (@realvalladolid) November 11, 2023
Un negocio ruinoso
Lejos de ser el jugador franquicia que pretendía que fuera Fran Sánchez, su valedor cuando llegó en septiembre de 2022, Robert Kenedy se ha convertido en un negocio ruinoso para el Real Valladolid, con un contrato tóxico y poco acorde a lo ofrecido en el césped. Cuando llegó, la esperanza del director deportivo -que lo conocía del Granada- y de todos estamentos de la entidad era que pudiera recordar a aquel futbolista que había sido en el ‘EuroGranada’, fundamentalmente, o, en menor medida, en algunos momentos en el Getafe.
Sin embargo, a pesar de las innumerables oportunidades que tuvo, no hubo ni rastro de ese atacante, más que en algún pequeño tramo de la estancia de Paulo Pezzolano, en el que, a pesar de su desacierto, no le faltaban ganas. Fruto de estas, incluso en un partido, en octubre de 2023, se le vio llorar por la frustración que le suponía no tener acierto en determinadas acciones. “Se autoexige de más”, defendió su entonces entrenador, que siguió apostando por él hasta la extenuación, defendiendo que era un activo del club (así lo dice su contrato hasta 2027).
Un mes después de aquello, en noviembre y en El Sardinero, marcó un doblete, que parecía dejar atrás los fantasmas, pero nada más lejos. Aunque ese día fue decisivo, ese Kenedy anhelado no se volvió a ver más. Sus únicas participaciones en dianas del Real Valladolid acabarían siendo esas dos, lo que reforzaría la sensación de que debía salir, algo que, por cierto, pudo hacer el verano de 2023, cuando, con todo acordado para que saliera cedido a Olympiakos, la entidad helena se echó para atrás argumentando que no había pasado las pruebas físicas.