Manuel Retamero analiza la igualada del Real Valladolid ante el Alcorcón, después de desperdiciar dos tantos de renta.
Partido fundamental para Real Valladolid y Alcorcón, para el uno por seguir teniendo opciones hasta el último momento de optar al ascenso directo y el otro por querer seguir en su pelea por conseguir entrar en el play-off. Difícil tarea para los dos equipos en la tarde del domingo, para los pucelanos por la calidad y el juego desplegado durante toda la temporada por los blanquivioletas y para los madrileños por el empuje, constancia y el fortín de Santo Domingo.
El sello de cada uno sobre el césped
Desde el inicio ya se vieron detalles de lo que es cada equipo, por parte del Real Valladolid, queriendo tener la pelota como condición básica para construir y elaborar su juego, además de poder llegar a la portería del rival generando ocasiones de gol y materializarlas para ver cumplido el objetivo de todo equipo de fútbol.
Así lo haría en el minuto 41, justo cuando peor lo estaban pasando los de Djukic, gracias a la asociación de calidad entre Guerra y Nauzet. Un jugador cuya aportación me habia llamado mucho la atención era el lateral Bermúdez, retirado minutos antes del tanto de Nau por lesión.
Qué casualidad que en el espacio por donde se fabrico el gol fue exactamente por el lado izquierdo que él tuvo que dejar por esos problemas físicos, y a donde Anquela había mandado a Nagore al introducir a Expósito en el costado derecho.
Por parte del Alcorcón se vio el sello del equipo, con el añadido extra de la motivación de jugar en su campo arropado por su afición y la cercanía en la que sitúan de la línea de cal. Se veía como desde el banquillo Anquela trasmitía a los suyos presión, intensidad y, por qué no, cuando le quitaban el balón al rival, elaborar con criterio la mejor manera de hacer daño al rival.
Segunda mitad para tomar nota
Con el marcador a nuestro favor, se iniciaba la segunda parte con mucha presencia del Real Valladolid, que se sentía protagonista y llevaba el peso del partido, evitando salir de los vestuarios con relajación, sino todo lo contrario, intentando cuanto antes encarrilar el partido con un segundo gol que en otros partidos no había llegado, a pesar de tener muchas ocasiones al final no materializadas o convertidas al final de los noventa minutos, lo que hace que el desgaste físico y mental sea muy elevado y pase factura.
De hecho, el Real Valladolid disfrutó de varias ocasiones, y en el minuto sesenta de nuevo con los mismos protagonistas del primer gol, aunque esta vez con un tanto que hacia impensable que por ese pequeño espacio pudiera entrar el balón en la portería defendida por Manu Herrera. Gran partido de Nauzet, que se echó el equipo a sus espaldas y nos regaló dos goles para enmarcar más en su historia como jugador del equipo blanco y violeta.
Con el cero a dos, reacción de Anquela
Inmediatamente después de recibir el segundo gol, Anquela intentaba dar la vuelta a la situación y al marcador gestionando con mucha inteligencia lo que tenía y el tiempo que le restaba de margen. Entraron Oriol Riera por Borja y Saúl por Abraham; todos los cambios realizados buscando más frescura y jugársela a doble o nada yendo a por el partido.
Así, el Alcorcón empezó a llegar a la portería de Jaime con Saúl, Sales, Montañés, Oriol Riera… hasta que Montañés aprovechó un pase de Oriol Riera para hacer el primer gol y pensar en conseguir por lo menos empatar, algo que harían tras un barullo, aprovechando los amarillos un rechace para que desde la frontal Saúl marcara.
Entre medias hubo un cabezazo de Sisi a pase de Óscar, además de dos ocasiones idénticas de Jofre, una antes del empate y otra en el tramo final, que nos alteraba el latido a todos los aficionados que nos dimos cita en Santo Domingo.
Cansancio físico, mental y recuerdo del Huesca
Los últimos veinte minutos podíamos decir que nos costaron y mucho. Notamos el empuje del rival y quizá que la gestión de Anquela fue más acertada que la nuestra, desde mi humilde opinión y siempre como análisis de los hechos y no buscando una crítica destructiva. Si en muchos encuentros hemos hablado de muchos momentos buenos y de la buen gestión que se ha hecho, de los resultados que hemos tenido y de la respuesta de jugadores y cuerpo técnico ante todas las adversidades, esta vez creo que se cometieron errores.
Incluso para todos los aficionados debería servir este encuentro como reflexión. Es importante y respetable que cada uno pueda tener su propia opinión. En este caso, a mi modo de ver, nos costó cerrar el partido, como se suele decir. ¿Qué cabría hacer? ¿Reforzar el medio campo? ¿Realizar los cambios antes para dar aire al equipo? ¿Meter otro defensa? ¿Cambios con nombres diferentes?
En definitiva, la duda estuvo en cómo dar con la tecla de qué era lo que estaba pasando en esos minutos y reaccionar con acierto, difícil tarea, pero vital para el resto de competición que ahora hay que afrontar. Lo que sí es cierto es que por propuesta de fútbol, estilo de juego y por lo visto durante toda la temporada, el equipo que sin duda merece a subir a primera -y que no se enfade nadie- es el Real Valladolid. Esperemos que tenga su premio y aunque sea sufriendo un poco más, se haga justicia a lo visto el resto del año. El equipo y la afición se lo merecen.
