La ausencia de dos jugadores estructurales como André Leão y José podría haber llevado al Real Valladolid a jugar con otro dibujo, como el 4-2-3-1

Es un hecho que el Real Valladolid ha crecido a partir del asentamiento del rombo en el centro del campo. En las últimas jornadas, y tras el retorno al once de Joan Jordán, esta parcela ha sido más natural con la idea que Paco Herrera quería implementar, y que no pudo hacer antes con la actual continuidad debido a la lesión que sufrió el catalán.
Asimismo, después de diferentes pruebas, que llegaron a llevar de inicio al talaverano al banquillo en un encuentro, el del Ciutat de Valencia ante el Levante, José y Villar se han resuelto como los dos delanteros ideales para ese modelo. Ahora, con la lesión del canterano, así como con la de André Leão, los cambios serán obligados, con el agravante de que afectan a dos jugadores que son clave.
No solo eso, sino que, además, se puede considerar a Leão y José dos piezas estructurales dentro del entramado del Real Valladolid, en tanto en cuanto no hay dos jugadores iguales a ellos, en características, rendimiento o ambas. Llegados a este punto, Paco Herrera se encuentra en el mismo lugar que tras la lesión de Jordán: obligado a cambiar, o por lo menos a matizar algo en su ideario. Y quizá, viendo de donde viene el equipo, lo que hará será lo segundo, más que lo primero.
El cambio desaconsejado: el doble pivote
Debido a los diferentes perfiles de los jugadores que sustituirán a André Leão y José, analizados AQUÍ, el Real Valladolid tendrá que incluir en Córdoba matices en su fútbol reciente. Sobre el papel, y a falta de confirmación del once inicial que saltará al tapiz del Nuevo Arcángel, Raúl de Tomás y bien Luismi o bien Guitián tendrán que modificar conductas o incluso su posición para ajustarse a las demandas de Paco Herrera.

Sin embargo, aunque está casi descartada, podría caber otra opción, y que pasaría por un cambio en el dibujo táctico. Visto lo que opina Herrera sobre ello no parece que vaya a suceder, pero una alternativa podría haber sido optar por un 4-2-3-1 que, de hecho, aunque Anuar no haya entrado en la convocatoria para viajar a Andalucía, todavía podría llevarse a cabo.
En el centro del campo, ese doble pivote habría pasado por jugar con Anuar y Luismi juntos o por uno de los dos junto a Joan Jordán (he aquí al opción que todavía podría darse). El catalán, pieza fundamental en el entramado del Real Valladolid, aporta el equilibrio y ensambla las piezas de su alrededor, por lo que cabe presuponer que su titularidad se daría en todo caso.
En cualquiera de las tres opciones de doble pivote uno de los mediocentros echaría el ancla y el otro sería el de mayor recorrido. Anuar podría haberlo sido, podría haber aportado el desorden, resguardado por cualquiera de los otros dos (por condiciones de uno y otro, quizá a distintas alturas Luismi que Jordán). Si en lugar de ello Herrera apostara (o apuesta) por los otros dos, el ancla sería Luismi, más posicional, mientras que la salida la daría Joan Jordán, el más versátil de los tres.
Pero como el crecimiento del equipo ha venido de la mano del rombo, no era (ni es) aconsejable cambiar. Si bien es cierto que la capacidad de conducción de Anuar podría haber aportado algo diferente, por ejemplo, su incursión seguramente habría reclamado atraer para sí una segunda pieza que habría que haber quitado del campo rival, donde el Real Valladolid quiere mandar en número y, sobre todo, en calidad, la que aportan los Jordán, Álex López y Míchel.
Hablando de Luismi, el favorito para ostentar la titularidad, quizá ‘pida’ también tener otro jugador al lado, más dinámico y creativo, que sería (o será Jordán). Si juegan los dos, ¿se estará cambiando el dibujo? No necesariamente. Más bien se estará forzando, posiblemente, u ojalá, en el buen sentido. ¿Podría haber sido así con Anuar? Podría, sí, pero quizá cortándole las alas y/o a riesgo de perder algo atrás.
El cambio desaconsejado: 3+1

Cambiar el dibujo obligaría a condicionar o bien a variar las conductas de otros jugadores o quizá prescindir de alguno de los titulares. En la línea de tres dibujada por delante Juan Villar seguramente ocuparía la mediapunta derecha, con Álex López y Míchel repartiéndose las otras dos o sentando a uno en pos de un jugador más de banda en la mediapunta izquierda.
De haber optado por esto, y sin embargo, por la continuidad, Sergio Marcos podría haber entrado como mediapunta-interior zurdo, una posición en la que se parece desenvolverse mejor que Míchel Herrero, por ejemplo. Y es que aunque al ex del Villarreal le falta continuidad, quizá sea más apto para acostarse ahí que un Míchel que cuando actuó como tercer mediocentro no lo hizo del todo bien (aunque habría que ver si más resguardado, con dos mediocentros puros…).
Otra alternativa sería la entrada de un extremo puro como Dejan Drazic, que, en este nuevo dibujo, habría convertido al Real Valladolid en un equipo más ancho y más vertical si cabe de lo que ya es con Villar percutiendo por el otro lado y con mucho espacio para el mediapunta.
Por delante, Raúl de Tomás –el favorito– o Jaime Mata habrían fijado más la posición de lo que es costumbre, como nueves que son (aunque distintos). Todo ello sin perder un ápice de hambre, aunque sí modificando la disposición y conductase n campo rival o, incluso, la sensación de dominio; más en estático o más posicional y menos de aparecer o romper de lo que Paco Herrera desea.
Aunque seguramente esto no va a suceder, dado que el técnico prefiere aparentemente apostar por un dibujo y por un modelo de juego diferente y con una mayor población de la zona central del campo (en la mayor extensión del término), sirvan estas para demostrar que el Real Valladolid posee los recursos suficientes como para ser distinto y, si quisiera, trabajar otro dibujo distinto al que se viene utilizando, algo que no porque quizá sea sabido deja de ser digno de mención.
