El máximo accionista alude a determinados intereses y recargos y a varios fallos relacionados con el Tribunal Superior de Justicia como desencadenantes de la diferencia. El presidente reconoce a El Norte de Castilla que es probable que la cifra se termine modificando.

Carlos Suárez ha salido pronto al quite de la información ofrecida por El Día de Valladolid en torno a la deuda del club, que según un primer informe de los administradores concursales ascendería a setenta y tres millones de euros -y no a cuarenta y cinco como él mismo había afirmado hace apenas un par de meses-, con el fin de explicar de dónde proviene el desfase recogido.
En palabras del máximo accionista a El Norte de Castilla, el informe recoge “insinuaciones de crédito que se realizan por parte de los acreedores, con sus intereses y recargos, y partidas como los últimos dos fallos del Tribunal Superior de Justicia como la operación de la operación inmobiliaria -en referencia al Valladolid Arena- en la que al Grupo Chamartín se le ha reconocido (de momento) los nueve millones que nos anticipó, independentemente de que la operación pueda seguir adelante, o el fallo de la inspección del año 96, de la época de los Fernández, en que no se han terminado de fallar los últimos tres millones y pico de principal más los intereses”.
El presidente considera importantes las diferencias, aunque matiza que algunas de las diferencias responden a la prudencia con la que se ha obrado, como los nueve millones del Grupo Chamartín. Cree, además, que alguna de las partidas terminará modificándose, de manera que finalmente la deuda a negociar será menor. De ésta, con Hacienda hay en torno a once millones de intereses y cinco como recargo, lo que vendría a explicar el salto entre lo reconocido y lo que en el primer informe de los administradores se desprende.
El contraste entre los cuatro mil millones de pesetas de pasivo existente a su llegada al club y la situación actual va de la mano, fundamentalmente, de los dos últimos descensos, así como de los compromisos adquiridos con la plantilla existente por entonces y las amortizaciones de compras anteriores pendientes. En la actualidad, frente a los altibajos en la tesorería parece claro que la supervivencia para por el ascenso.
De no darse, “tendríamos que renunciar a hacer un equipo competitivo, ya que en segunda división apenas ingresamos cinco o seis millones frente a los veinticuatro o veinticinco mínimos en primera”, por lo que puede decirse que la deuda “en primera división -la deuda- es pagable, sobre todo ajustada a un plazo determinado y ajustándose, en segunda división es muy complicado. Todo ello dependerá también de las propuestas que se hagan en la junta de acreedores”.
			