Puede parecer un gesto inocente. No lo dudo. Lo haces sin pensar. Pero en Italia, eso de romper los espaguetis antes de meterlos en la olla parece que enfada a más de uno. Ese chasquido seco equivale a un sacrilegio dentro de lo que es la tradicional cocina italiana. De hecho, la chef romana Valeria Mancini no ha evitado afear ese terrible gesto, pues, según ella, esa costumbre “es una ofensa y una chapuza en tu plato”.
Y no, no lo malentiendas. No lo dice con desprecio, sino con la resignación de quien ha visto demasiadas barbaridades culinarias en nombre de la comodidad. Tiene su lógica, pues Mancini no defiende una superstición ni una costumbre caprichosa, sino que defiende sus principios como cocinera y gran entendida de la cocina transalpina. Los espaguetis nacieron largos por una razón y que se salgan de la olla no es solo para fastidiar.
De hecho, la intención es que se enrollen. La longitud está pensada exactamente para crear el giro perfecto en el tenedor, en una coreografía milimétrica para poder combinar salsa, pasta y paciencia, que es algo que sigue siendo costoso de aplicar, al menos en España, donde también solemos cometer esa atrocidad de pedir una cuchara en vez de valernos sólo del tenedor para enrollar el bocado de spaghettis. Si partes la pasta, lo que haces es romper ese equilibrio, arruinando la danza entre los ingredientes, convirtiendo el baile en pelea.
Y no, el italiano medio no soporta el sonido de un espagueti al partirse, pues es casi un insulto al linaje de la nonna. “La integridad de los ingredientes es sagrada”, destaca Mancini. En este sentido, cada hebra de pasta es un vehículo hacia el sabor, como una especie de pincel comestible que atrapa la salsa y te la lleva hasta la boca. Si cortas ese vínculo, la salsa resbala, se queda en el plato y lo que antes era una receta sublime se convierte en una sopa triste con tropezones de fideo. Tiene sentido, ¿no?
El arte del tenedor con la pasta y el destierro de la cuchara
Y si romper la pasta es pecado mortal, lo de usar una cuchara para enrollarla es, según los italianos, un síntoma de turista innegable. Mancini lo tiene claro, pues según ella “la cuchara es una muleta y en Italia se aprende a comer la pasta solo con el tenedor”. La técnica en realidad no tiene tanto misterio, pues es solo apoyar el tenedor en la curva del plato, dar un par de giros suaves y listo, ya tienes tu bocado sabroso preparado.
La idea es crear un nido de espaguetis perfecto, sin salpicaduras ni necesidad de utensilios extra para ayudarte y, de paso, renunciar a esa muleta. Dominar ese gesto no solo demuestra respeto por la cultura italiana, sino que te ayudará a disfrutar mejor de un plato tal y como está diseñado. Sí, puedes usar cuchara, aún no es delito, pero delatarás de manera clara que acabas de aterrizar en el último vuelo a Roma para comerte una pasta tradicional de una manera nada tradicional.
De paso, la próxima vez que abras un paquete de espaguetis y te puedas sentir tentado de partirlos, lo mejor es que retengas ese sentimiento. Recuerda las palabras de Valeria Mancini, pues es un gesto pequeño, pero con consecuencias importantes que, sobre todo, te afectarán a ti y a tu paladar. Para respetar bien los pasos, tal vez solo necesites una olla un poco más grande o un poco más de paciencia para que la pasta vaya enrollándose. Déjalos solos, que se ablanden y se hundan con elegancia. Es una cuestión que va más allá de la cocina, pues es un homenaje a la forma, al tiempo y al gusto para poder disfrutar, como se debe, un plato completamente integrado en el día a día.
 
			